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Los lémures se perfuman para seducir a las hembras

Los machos de lémur de cola anillada desprenden una fragancia afrutada con la que atraen a las hembras, según han comprobado los científicos, que consiguieron documentar por primera vez la existencia de feromonas en primates.

Sergi Alcalde National Geographic
Sergi Alcalde

Periodista especializado en ciencia, sociedad y medio ambiente

Actualizado a

Lémur de cola anillada
Foto: Daniel C Devor , Universidad de Tokio

Estos dos lémures de cola anillada tienen lazos familiares, de ahí su o cercano. Estas criaturas, endémicas de Madascar, forman grupos numerosos en los que establecen complejas relaciones sociales.

Los humanos no son los únicos primates a los que les gusta oler bien cuando tienen una cita. Científicos de la Universidad de Tokio descubrieron que los machos de algunas especies, entre ellos los lémures de cola anillada (Lemur catta), se vuelven más 'atractivos' para las hembras cuando rezuman un aroma afrutado y floral procedente de sus muñecas. Los investigadores identificaron hasta tres compuestos químicos involucrados en la producción de este embriagador aroma, algunos de los cuales se corresponden con feromonas encontradas por primera vez en primates.

"Durante la temporada de reproducción anual, los lémures machos frotan las glándulas odoríferas presentes en sus muñecas contra sus colas esponjosas y luego saludan a las hembrasen un comportamiento que hemos bautizado como 'coqueteo apestoso’, por el fuerte olor que desprenden", sostiene Kazushige Touhara, bioquímico y profesor de la Universidad de Tokio involucrado en el estudio.

Cómo producen el aroma

Los machos tienen dos glándulas odoríferas, una de ellas situada en el antebrazo, en la parte muñeca, y la otra alrededor de la axila, especifica el profesor Touhara a National Geographic España, quien explica que en investigaciones anteriores se había concluido que ellos  suelen mezclar los componentes secretados por estas dos glándulas para usarlos como marcas de olor para marcar el territorio. Es esta investigación, publicada hace unos años en la revista especializada Current Biology, los científicos analizaron al detalle las glándulas situadas en el antebrazo, responsables de una fragancia mucho más agradable que, según han demostrado, serviría para atraer a las hembras.

Touhara y su equipo científico del Centro Japonés de Monos (Japan Monkey Center, por sus siglas en inglés) en Aichi y el Instituto de Investigación de Biología Evolutiva en Tokio, rastrearon el comportamiento de un grupo de lémures de cola anillada y observaron que las hembras olfateaban las marcas de olor dejadas por los machos con más frecuencia y durante períodos más largos durante la temporada de reproducción, cuando las hembras se muestran sexualmente receptivas. Además, cuando los investigadores aislaron el aroma procedente de cuatro machos y lo presentaron individualmente a las hembras, descubrieron que estas olían ese olor afrutado durante aproximadamente el doble de veces que lo hacían fuera de la temporada de apareamiento.

"Las hembras olían el aroma floral y afrutado durante unos segundos más, e incluso lamían la muestra. Aunque esto parezca muy poco tiempo, es suficiente para mostrarse receptivas y curiosas con respecto al macho", afirma el científico.

En el estudio químico de las sustancias segregadas comprobaron que las hembras prestaban mucha más atención cuando se mezclaban tres sustancias clave.

Mediante la práctica de análisis de cromatografía de gases y espectrometría de masas en las secreciones de la glándula situada en la muñeca -tanto en temporada reproductiva como no reproductiva-, Touhara determinó los principales componentes químicos que componen estos aromas. Tres compuestos aldehídos: -dodecanal, 12metiltridecanal- y tetradecana-, estuvieron presentes en ambos olores (el aflorado y el amargo), pero mostraron concentraciones sustancialmente más altas durante la temporada de reproducción. Además, cuando estas sustancias se presentaron individualmente a las hembras en las instalaciones del JCMs, los investigadores descubrieron que solo la mezcla de los tres tenía un efecto significativo para mantener atención de las hembras.

Primera vez que se identifica en primates

Los machos jóvenes y sexualmente maduros producen una cantidad más elevada de estos compuestos que los de mayor edad, muy probablemente porque los estos últimos producen menos testosterona. Además, los científicos han observado que las hembras que no se encuentran en el momento más álgido del período reproductivo no se sienten interpeladas por los olores frutales que rezuman de las glándulas de los machos. Estos hallazgos sugieren que los tres compuestos son feromonas, aunque por el momento es necesaria una mayor investigación para determinar su función en el comportamiento sexual y si tienen un papel determinante en el éxito del apareamiento.

"Nuestra hipótesis es que todos los primates, incluidos los humanos, usamos feromonas para comunicarnos", asegura el doctor Touhara, participante en la investigación.

Según Touhara, los tres aldehídos parecen tener en el reino animal un importante rol como herramienta de comunicación. "Se cree que están involucrados, por ejemplo, en la capacidad que tienen las ovejas para reconocer a sus crías. Además, el tetradecanal es una sustancia que actúa como feromona sexual en algunas especies de insectos. Sin embargo, este estudio supuso la primera prueba de identificación de este compuesto en primates, según afirma el investigador, quien apunta que su hipótesis es que todos los primates las usamos para comunicarnos, incluidos los humanos.

 

¿Usamos feromonas también los humanos?

Tal y como explica el especialista, aunque hasta la fecha no hay muchas pruebas científicas que demuestren la anterior hipótesis, sí que existen ejemplos de que usamos señales olfativas para nuestra comunicación habitual, aunque todavía no se haya identificado una feromona a tal efecto. "Creo que en nuestro caso no existe ninguna feromona sexual en sentido estricto -aclara Touhara-. No hay ningún compuesto químico que atraiga a personas de sexos opuestos, como sí existe, por ejemplo, en algunos insectos. Sin embargo, probablemente encontramos algunos olores cruciales que afectan las emociones de los demás: por ejemplo, esa sensación de felicidad que tiene un padre o una madre al oler la cabeza de un bebé, o el conocido como 'efecto dormitorio', la sincronía del ciclo menstrual de mujeres que cohabitan en un mismo lugar. Son observaciones mundialmente conocidas que indican la posibilidad de un efecto parecido a las feromonas. Nuestra investigación actual realmente alienta a la búsqueda de esos recursos olfativos que usamos habitualmente los humanos" sentencia.