Con sus patas estiradas y la mirada fija en un delicioso bocado, este joven panda gigante (Ailuropoda melanoleuca) observa con atención – y tal vez envidia – cómo su madre se deleita comiendo una galleta en un zoológico. Aunque su dieta natural está compuesta casi exclusivamente de bambú, en cautividad los cuidadores a veces les ofrecen pequeños premios como galletas enriquecidas con minerales y cereales, que los pandas disfrutan con entusiasmo.
El bambú que constituye la base de su alimentación es un alimento muy pobre en nutrientes y energía. Por eso, los pandas en cautividad reciben suplementos nutricionales que ayudan a mantener su salud y complementan su dieta con minerales y vitaminas. Esto es especialmente importante durante la lactancia y la infancia, cuando sus necesidades nutricionales aumentan. Estas golosinas ayudan no solo a mantener su salud, sino también a reforzar vínculos positivos con los humanos que los cuidan.