Agazapados en la nieve, esta familia de linces canadienses fue fotografiada en las montañas nevadas del oeste de Canadá. A simple vista parecen una madre y sus crías en un momento de calma y descanso, pero basta con observar sus orejas tensas y sus ojos entreabiertos para entender que el descanso nunca es del todo profundo cuando se vive en la naturaleza. Los linces canadienses (Lynx canadensis) son animales muy esquivos. Su camuflaje, su andar sigiloso y su preferencia por hábitats remotos los convierten en fantasmas del bosque boreal.

Fotografiar una familia entera en actitud tan íntima como vigilante no solo requiere paciencia, sino también una buena dosis de suerte. Las crías de lince suelen permanecer con su madre durante unos 10 meses, hasta el invierno siguiente tras su nacimiento. Durante ese tiempo, aprenden a cazar, a moverse sigilosamente por el bosque y a evitar peligros. La madre les proporciona alimento y protección mientras ellas desarrollan las habilidades necesarias para sobrevivir solas.