El viento «nos ofrece un poder casi incalculable, pero ¡cuán insignificante es el uso que hacemos de él!», escribía Henry Thoreau en el siglo XIX. Sin duda, nuestro conocimiento sobre cómo aprovechar su titánico potencial ha aumentado de forma colosal y en la actualidad el viento, uno de los ejes vertebradores de esa transición energética que el mundo necesita para liberarnos de los combustibles fósiles y mitigar el calentamiento global, está en el punto de mira de todos aquellos que persiguen un futuro energéticamente sostenible.

Para demostrar su poder, el portugués Francisco Lufinha, campeón del mundo de kitesurf, se ha puesto a merced de los vientos en la que califica como la misión más audaz de su vida: navegar un total de 6.700 kilómetros a través del bravío océano Atlántico, desde Portugal hasta el Caribe, a bordo de un trimarán impulsado por una cometa y la fuerza del viento, lo que le granjeará un nuevo récord mundial. Este aventurero de 38 años de edad ha acometido esta aventura en el marco del proyecto EDP Atlantic Mission, una de las cuatro iniciativas lanzadas por la compañía energética EDP para conseguir, en 2030, la producción de energía a partir únicamente del agua, el sol y el viento.

Francisco Lufinha, campeón del mundo de kitesurf, se ha puesto a navegar un total de 6.700 kilómetros a través del bravío océano Atlántico, desde Portugal hasta el Caribe, a bordo de un trimarán impulsado por una cometa y la fuerza del viento.

«Nos preocupa la sostenibilidad del planeta y del océano, y patrocinar esta Misión Atlántica significa apoyar a un navegante portugués que, al igual que la empresa, utiliza la energía eólica para lograr sus objetivos», afirma Catarina Barradas, directora de marca de EDP. La compañía, que ocupa el cuarto puesto entre los mayores productores de energía eólica del mundo, quiere duplicar su producción de este tipo de energía para 2025, un objetivo que configura la base de su estrategia empresarial, el programa Changing Tomorrow Now: cambiar el mañana hoy liderando la transición energética y apostando por la innovación, la sostenibilidad y la promoción de la energía renovable en todo el mundo.

La odisea oceánica de Francisco Lufinha empezó el 3 de noviembre. Zarpó de Cascais, cerca de Lisboa, y se dirigió a las islas Canarias, desde donde enfiló hacia Martinica, donde prevé llegar en diciembre. «Sé que pondré a prueba mis límites», asumía antes de partir. Controlar la cometa, no dormir más de 20 minutos seguidos, comer alimentos deshidratados, obtener agua potable con un desalinizador, mantener el rumbo frente a vientos y mareas… y sortear los numerosos acúmulos de residuos plásticos, que pueden llegar a detener el avance de la embarcación. «El mejor récord es sin duda proteger el medio ambiente», tuiteaba recientemente. Ojalá su gesta sea una fuente de inspiración.