Un día después de la superluna del 19 de febrero de 2019 (una luna llena en su máximo acercamiento a la Tierra), la NASA ha revelado en un comunicado que los ingredientes del agua podrían ser producidos en la superficie de la Luna, por lo que sería una "fábrica química", en palabras de la NASA. El viento solar, una corriente de partículas cargadas que libera el Sol, cae continuamente sobre la superficie de la Luna y, cuando los protones de ese viento solar interactúan con los electrones de la superficie lunar, se producen átomos de hidrógeno. Estos átomos se desplazan por la superficie lunar y se adhieren a los abundantes átomos de oxígeno vinculados al sílice y a otras moléculas que contienen oxígeno y que constituyen el regolito o suelo lunar. "Juntos, el hidrógeno y el oxígeno forman el hidróxilo, un componente del agua o H2O", explica el comunicado.
"Pensamos en el agua como algo especial, un componente mágico", dice Bill Farrell, un físico del plasma en el Centro de Vuelo Espacial Goddard, quien ha trabajado en una simulación informática sobre la química que se despliega cuando el viento solar se precipita sobre la superficie lunar. "Pero aquí está lo sorprendente: cada roca tiene el potencial de producir agua, especialmente después de haber sido irradiada por el viento solar", añade. Varios artefactos espaciales han utilizado instrumentos infrarrojos que miden la luz emitida por la Luna y que permiten detectar la química que se esconde en su superficie, desde la sonda Cassini hasta el satélite indio Chandrayaan-1: todos detectaron evidencias de agua o de sus componentes (hidrógeno o hidróxilo). "Pero cómo se forman estos átomos y componentes en la Luna sigue siendo una cuestión abierta. Es posible que los impactos de meteoros iniciaran las reacciones químicas necesarias, pero muchos científicos creen que el viento solar es el principal impulsor", señala la NASA.