Un terremoto de magnitud 7.7, registrado con epicentro en Birmania, ha desatado una cadena de eventos que, en cuestión de minutos, ha roto la cotidianidad en varias ciudades del sudeste asiático.
Pero ha sido en Bangkok, la vibrante capital tailandesa, donde el impacto ha resonado con una crudeza inesperada: un rascacielos en construcción ha colapsado y ha atrapado al menos a 43 trabajadores, mientras los ciudadanos huían descalzos y atónitos a las calles.
El terremoto ha sido tan intenso que, a primera hora de este viernes, hacia las 6.32h, los sismógrafos de la red sísmica de Cataluña han comenzado a registrar las ondas. De este modo, el seísmo ha sido tan intenso que, a pesar de haberse producido a más de mil kilómetros de distancia, ha sacudido con fuerza el sudeste asiático y ha dejado su huella incluso en territorio catalán.
Con todo, dada la sensibilidad de los equipos de medición, el terremoto ha sido imperceptible para la población catalana. La distancia y la disipación de la energía sísmica aseguraron que no se sintieran temblores en la región. Sin embargo, la detección subraya la interconexión de los fenómenos geológicos a nivel global y la importancia de mantener sistemas de monitoreo activos y precisos.
Este evento también pone de manifiesto la relevancia de la vigilancia sísmica en áreas como Cataluña, donde, aunque los terremotos de gran magnitud son infrecuentes, la actividad sísmica menor es constante. La capacidad de los sismógrafos locales para captar movimientos lejanos refuerza la necesidad de continuar invirtiendo en tecnología y protocolos que permitan una respuesta rápida y eficaz ante posibles emergencias sísmicas en el futuro.
Epicentro
El Instituto de Geociencias GFZ de Alemania ha situado el epicentro del terremoto en las cercanías de Sagaing, Myanmar, a tan solo 10 kilómetros de profundidad. Esa cifra –modesta en escala geológica– ha resultado ser devastadora en consecuencias.
Apenas unos minutos después, un segundo temblor, una réplica de magnitud 6.4, sacudió de nuevo la región. Los temblores se sintieron no solo en Birmania, sino también en el norte y centro de Tailandia, donde piscinas desbordaron, trenes se detuvieron y edificios altos sufrieron daños estructurales.
La furia sísmica ha derrumbado una estructura de 30 pisos que albergaría oficinas gubernamentales en la zona norte de Bangkok. Los gritos de los atrapados aún resonaban cuando llegó el vicejefe policial del distrito de Bang Sue. "Escuché voces pidiendo ayuda. Gritaban ‘sáquenme de aquí’. Aún no sabemos cuántas víctimas hay", ha declarado. El panorama es incierto, pero se estima que hay cientos de heridos. Mientras tanto, la primera ministra tailandesa, Paetongtarn Shinawatra, ha interrumpido su agenda en Phuket para convocar una reunión de emergencia.
El gobernador de Bangkok, Chadchart Sittipunt, ha añadido que se están revisando todos los rascacielos afectados por el temblor. Algunas líneas de metro y tren ligero fueron suspendidas por precaución. La Bolsa de Valores de Tailandia, una institución que rara vez cierra sus puertas, detuvo por completo sus operaciones.
En Birmania, las consecuencias del sismo fueron igual de desoladoras. En Naypyidaw, la capital istrativa del país, se reportaron daños severos en carreteras y techos colapsados. El Departamento de Bomberos de Myanmar inició patrullas de búsqueda en Yangon, a 620 km del epicentro, mientras ciudadanos compartían imágenes de estructuras dañadas en Mandalay. “Vi con mis propios ojos cómo se desplomaba un edificio de cinco pisos”, relató un habitante. El miedo es un idioma común cuando la tierra tiembla.
También China
Un hecho especialmente preocupante fue el colapso parcial de una mezquita en Birmania, que habría dejado víctimas fatales. Aunque el número de muertos sigue sin confirmarse, la tensión se palpa en cada rincón. En medio del caos, China confirmó que su provincia de Yunnan también sintió las vibraciones, y llegó a registrar una magnitud de 7.9, mientras su cancillería emitía un comunicado de seguimiento.
India, por su parte, se ha ofrecido a ayudar. El primer ministro Narendra Modi ha anunciado que su país está listo para proporcionar asistencia tanto a Birmania como a Tailandia. La solidaridad se alza, como siempre, en medio de los escombros.