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El enemigo invisible: ¿qué hacer con la comida de la nevera tras un apagón prolongado?

Cuando la oscuridad irrumpe en los hogares, no solo la luz se desvanece: también lo hace la seguridad de nuestros alimentos. Tras el gran apagón que paralizó buena parte de España, conocer el destino de lo que guardamos en la nevera se vuelve tan esencial como recuperar la electricidad misma.

Sergio Parra
Sergio Parra

Periodista especializado en temas de ciencia, naturaleza, tecnología y salud

Actualizado a

Mejor mantener cerrada la nevera

Cuando un apagón sorprende y se prolonga durante horas, no basta con esperar a que la luz regrese: el verdadero riesgo se oculta tras las puertas cerradas de la nevera. 

Según expertos, los alimentos perecederos como carnes, pescados, lácteos y platos preparados pueden mantenerse seguros por un máximo de 4 horas si se evita abrir el frigorífico. Transcurrido ese tiempo crítico, el peligro invisible de las bacterias empieza a multiplicarse con rapidez vertiginosa en temperaturas superiores a 4 °C.

En el congelador, sin embargo, la resistencia es más férrea. Un congelador lleno puede mantener los alimentos seguros hasta 48 horas si no se abre; uno medio lleno, aproximadamente 24 horas

Cada minuto de hermetismo cuenta: cada apertura innecesaria reduce dramáticamente la posibilidad de salvación.

¿Qué alimentos podrían sobrevivir a la tormenta eléctrica?

No todo está perdido cuando la nevera deja de funcionar. Algunos alimentos, por sus propias características, pueden soportar bien la falta de refrigeración si se gestionan correctamente. Frutas y verduras enteras que resisten mejor son:

  • Manzanas: duran entre 5 y 7 días a temperatura ambiente.
     

  • Cítricos (naranjas, limones, mandarinas): aguantan de 5 a 10 días sin frío.
     

  • Zanahorias: se conservan hasta 4-5 días si están en un lugar fresco y oscuro.
     

  • Patatas y cebollas: pueden mantenerse semanas fuera de la nevera, siempre que estén en un ambiente seco y ventilado.
     

  • Calabacines y pepinos: aguantan 1 a 2 días, pero se deterioran más rápido en ambientes calurosos.

En cuanto a los quesos duros, los más resistentes fuera del refrigerador incluyen:

  • Parmesano: puede durar varios días a temperatura ambiente sin sufrir cambios importantes.
     

  • Manchego curado: aguanta entre 1 y 2 días fuera de la nevera si se mantiene envuelto en papel de cocina o un paño seco.
     

  • Gruyère y comté: soportan entre 1 y 2 días en condiciones frescas y secas.
     

La mantequilla, sobre todo la sin sal, puede permanecer hasta 1-2 días fuera de la nevera en un lugar fresco, cubierta para protegerla de la luz y el aire.

Respecto a los productos de panadería, los que se conservan bien son:

  • Pan común (barra, hogaza): puede durar 2 a 3 días a temperatura ambiente.
     

  • Galletas secas: se mantienen perfectas durante una semana o más.
     

  • Bizcochos simples (sin rellenos ni coberturas de crema): resisten bien entre 2 y 4 días.
     

Pequeñas acciones que marcan la diferencia

Para quienes aún afrontan cortes de luz, los expertos recomiendan con insistencia: no abrir la nevera ni el congelador salvo que sea absolutamente necesario. Cada apertura es una invitación al calor y al peligro invisible que este acarrea.

Si se dispone de hielo seco o bolsas de hielo, colocarlas dentro puede alargar preciosamente las horas de conservación segura. De igual forma, al recuperar la electricidad, no basta con un vistazo superficial: si la temperatura interna ha superado los 4 °C durante más de dos horas, la consigna es desechar los alimentos perecederos sin contemplaciones.

No te fíes de los sentidos: la bacteria no siempre avisa

Puede resultar tentador dejarse guiar por el olfato o el aspecto: un filete que aún huele bien o un yogur que luce perfecto podría estar contaminado con bacterias peligrosas. La única señal verdaderamente fiable es la temperatura que esos productos han soportado durante el apagón. Ante la duda, el camino más sabio es deshacerse de todo lo que pueda poner en riesgo la salud.

La experiencia de este gran apagón sirve como recordatorio: mejor despedirse de algunos alimentos que lamentar consecuencias mayores.  

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