En 1913 se encontró en Australia un cráneo muy dañado perteneciente a una especie extinta y desconocida de ave. Ahora, más de un siglo después, se han descubierto nuevos fósiles que permiten ponerle cara y nombre a esta criatura, parecida a un pavo o ganso gigante, que ha sido llamada Genyornis newtoni o, popularmente, “pájaro del trueno”.
Los nuevos fósiles fueron descubiertos en el lago Callabonna durante las salidas de campo del Laboratorio de Paleontología de la Universidad de Flinders (Adelaida), en 2019. Los investigadores de la universidad los han examinado y han podido obtener mucha información nueva sobre la anatomía de esta criatura, especialmente a partir del cráneo.
Un ganso prehistórico y gigante
Genyornis newtoni pesaba unos 230 kilogramos y era tan alto como una persona adulta, según los investigadores. Usando aves modernas como comparativas, el investigador Jacob Blokland ha elaborado una reconstrucción científicamente precisa de este animal.
Aunque su aspecto podía recordar a los actuales emús (endémicos de Australia), estaba más emparentado con animales como los gansos, los pavos o los faisanes. Vivieron durante el Pleistoceno tardío, hace entre 130.000 y 45.000 años aproximadamente, momento en el que se produjo una extinción de la megafauna australiana.
Flinders University
Los investigadores se muestran especialmente interesados por la morfología del cráneo, con grandes mandíbulas y una especie de casco en la parte superior de la cabeza. “Genyornis newtoni tenía una mandíbula superior alta y móvil como la de un loro pero con forma de ganso, una boca ancha, una gran fuerza de mordida y la capacidad de aplastar plantas blandas y frutas con el paladar”, señala Phoebe McInerney, investigadora de la Universidad de Flinders.
“Estábamos particularmente emocionados por descubrir el primer pico superior fósil de Genyornis. Por primera vez pudimos ponerle una cara a esta ave, una muy diferente a cualquier otra ave”, añade el investigador Trevor Worthy. El estudio del cráneo ha permitido al equipo evaluar cómo habrían funcionado los músculos y ligamentos de la cabeza y, por lo tanto, especular sobre las posibilidades que tenían en aspectos como la alimentación.
Una de las peculiaridades más interesantes del Genyornis es que poseía varias adaptaciones al medio acuático, como la capacidad de proteger los oídos y la garganta de la entrada de agua cuando la cabeza estaba sumergida, igual que hacen los anseriformes como los gansos, patos, ocas y cisnes. Estas adaptaciones han llevado a los científicos a describir esta criatura como “un ganso prehistórico gigante”.
Pero dichas adaptaciones podrían haber sido también la causa de su declive y están potencialmente vinculadas a su extinción. El Genyornis habría habitado seguramente en medios acuáticos de agua dulce como lagos, pero en la región donde se han encontrado sus fósiles (Australia Meridional) los lagos actuales son mayoritariamente de agua salada. Esto sugiere que a finales del Pleistoceno se produjo un cambio climático que alteró profundamente los hábitats de estos animales, condenándolos a la extinción.