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Terremoto en Sevilla: ¿Por qué tiembla en Andalucía?

Un terremoto de magnitud 4,1 registrado la madrugada de este jueves despertó a los habitantes de Sevilla y otras zonas de Andalucía.

Sergio Parra
Sergio Parra

Periodista especializado en temas de ciencia, naturaleza, tecnología y salud

Actualizado a

Ciudad de Sevilla

En la madrugada del jueves 27 de febrero, un terremoto de magnitud 4,1 despertó a los habitantes de Sevilla y otras zonas de Andalucía. El epicentro, localizado en Cazalla de la Sierra, dejó sentir su vibración incluso en puntos de Extremadura, recordando a la población que el suelo que pisan no es tan inmutable como parece.

Testigos relataron en redes sociales cómo los temblores interrumpieron su descanso con crujidos y sacudidas inquietantes. El Instituto Geográfico Nacional (IGN) confirmó que el seísmo ocurrió a una profundidad de 10 kilómetros y alcanzó una intensidad de grado III-IV en la escala de efectos sísmicos, suficiente para despertar a los más sensibles y generar alarma entre aquellos que desconocen la historia sísmica de la región.

Pero ¿por qué tiembla Andalucía? La respuesta se encuentra en el eterno pulso geológico entre las placas tectónicas Africana y Euroasiática. Este enfrentamiento titánico, que ocurre a fuego lento bajo nuestros pies, ha sido responsable de la formación de fallas activas y de los terremotos que, de tanto en tanto, recuerdan a los andaluces que viven en una zona de riesgo sísmico.

Especialmente en el centro y el este de la comunidad, donde la actividad tectónica es más intensa, el subsuelo ha sido testigo de numerosos episodios destructivos a lo largo de la historia. Algunos de estos seísmos han sido tan devastadores que dejaron su huella en la arquitectura, la cultura y hasta en las leyendas de ciudades como Sevilla.

Cinco terremotos que han estremecido Sevilla

1356: El seísmo que cambió la Giralda

El 24 de agosto de 1356, Sevilla vivió uno de los primeros terremotos documentados en su historia. Con epicentro en el Cabo de San Vicente, la sacudida alcanzó una intensidad de grado VIII y dejó una marca imborrable en su paisaje: las cuatro esferas de bronce que coronaban la Giralda se vinieron abajo.

La caída de estos elementos islámicos llevó a una transformación del antiguo alminar, que años después adoptaría su icónica espadaña con campana. No fue el único daño: varias edificaciones sufrieron desperfectos, aunque la historia no registró grandes pérdidas humanas.

1504: Carmona, entre ruinas y superstición

El 5 de abril de 1504, un Viernes Santo, un seísmo de entre 7 y 8 grados golpeó Carmona y sus alrededores, extendiendo su furia hasta Sevilla. El desastre dejó 27 muertos en Carmona y destruyó buena parte de su caserío, incluyendo iglesias y parte del Alcázar.

1755: El gran terremoto de Lisboa y sus ecos en Sevilla

El 1 de noviembre de 1755, el Día de Todos los Santos, la tierra tembló con una fuerza brutal. Con epicentro en el Atlántico, cerca de Lisboa, el seísmo alcanzó una magnitud de aproximadamente 9 grados y generó un tsunami con olas de hasta 20 metros.

Sevilla no quedó al margen del desastre: 300 casas colapsaron, otras 5.000 sufrieron daños y nueve personas perdieron la vida. La Catedral también resultó afectada, con bóvedas y azoteas dañadas, mientras que la Giralda soportó el embate sin derrumbarse, reforzando aún más su mítica imagen como símbolo de resistencia.

1888: El cimborrio que no sobrevivió

El 1 de agosto de 1888, un terremoto de baja intensidad provocó un colapso inesperado en la Catedral de Sevilla. Aunque el seísmo en sí no fue significativo, sí lo fue su impacto estructural: el cimborrio central se desplomó, arrastrando consigo parte de las bóvedas y dañando el órgano y otras estructuras del templo.

1969: El terremoto del miedo

En la madrugada del 28 de febrero de 1969, un seísmo de 7,3 grados con epicentro en el Cabo de San Vicente sacudió Sevilla. Aunque no causó víctimas mortales directamente, el pánico fue generalizado. Miles de sevillanos huyeron de sus hogares, colapsando líneas telefónicas y abarrotando parques y plazas en busca de seguridad.

Las crónicas de la época narran cómo las lámparas se balanceaban, los cuadros caían de las paredes y el agua de los retretes se vaciaba por el temblor. La Catedral sufrió desprendimientos en sus pináculos y gárgolas, mientras que edificios emblemáticos como la Torre del Oro, el Ayuntamiento y el Alcázar también resultaron dañados.

Andalucía, tierra de temblores

Aunque no es la región más sísmica de España, Andalucía no es ajena al movimiento de las placas tectónicas. Con epicentros tanto en su territorio como en el mar de Alborán y el Golfo de Cádiz, su historia sísmica demuestra que la tierra aquí no está en reposo.

El terremoto de esta madrugada en Sevilla es solo un recordatorio de que estos eventos seguirán ocurriendo. No podemos predecir cuándo con exactitud, pero sí podemos prepararnos: con construcciones más seguras y medidas de prevención adecuadas.

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