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Esta es la receta de la vida en Titán, la luna de Saturno

En Titán, las condiciones distan mucho de las terrestres, pero según revela un estudio de las Universidades de Harvard y Arizona, ciertas formas de vida podrían sobrevivir en algunos puntos de esta luna.

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Daniel Pellicer Roig

Biotecnólogo especializado en biomedicina y enfermedades raras

Actualizado a

Titan full sphere
NASA/JPL/University of Arizona/University of Idaho

Esta imagen compuesta muestra una vista infrarroja de Titán desde la nave espacial Cassini de la NASA, adquirida durante un sobrevuelo a gran altitud, el 13 de noviembre de 2015. La imagen muestra las regiones paralelas, oscuras y llenas de dunas denominadas Fensal (al norte) y Aztlán (al sur).

Un mundo frío, anaranjado y cubierto por una neblina constante no suena muy apetecible como destino vacacional, sin embargo es uno de los lugares del Sistema Solar donde los científicos han especulado durante años que podría alojar vida. En Titán, una de las lunas de Saturno, las condiciones distan mucho de las terrestres, pero según revela un estudio de las Universidades de Harvard y Arizona, ciertas formas de vida (al menos tal y como la conocemos) podrían sobrevivir en algunos puntos de esta luna.

La superficie de Titán está salpicada por ríos y lagos de metano líquido. Entre ellos, enormes montañas de hielo y dunas de una especie de hollín formado por hidrocarburos complejos acaban de componer un paisaje árido, y hasta que se demuestre lo contrario, inerte. Sin embargo, bajo esta fría superficie, un enorme océano subterráneo de hasta 500 kilómetros de profundidad mantiene su estado líquido gracias al calor residual y a las tensiones producidas por la cercanía con Saturno.

El plato típico de Titán

El a la comida siempre de los hipotéticos seres que habiten Titán ha sido un tema controvertido, según explican investigadores de las Universidades de Harvard y Arizona. La atmósfera del satélite, por la acción de los rayos cósmicos y otros eventos climáticos, podría producir moléculas orgánicas complejas como las que se crearon en los primeros estadios de formación de La Tierra. Esta sopa primigenia sería la base para una posible creación de vida, razón por la que siempre se ha marcado este cuerpo celeste como uno de los lugares donde el surgimiento de vida es más probable.

 

Titan surface
NASA/JPL-Caltech

Ilustración artística de un lago en el polo norte de Titán, la luna de Saturno, ilustra los bordes elevados y los rasgos en forma de muralla observados por la nave espacial Cassini de la NASA.

De hecho, siempre «se ha tenido la sensación de que, como Titán tiene una materia orgánica tan abundante, no hay escasez de fuentes de alimentos que puedan sustentar la vida», explica Antonin Affholder, del Departamento de Ecología y Biología evolutiva de la Universidad de Arizona. Ahora bien, que haya comida abundante no quiere decir que esté accesible para los posibles microrganismos.

Y es que, aunque esta lluvia de nutrientes engrosa la superficie, sólo una pequeña cantidad del alimento llegaría a los océanos subterráneos, como revela el modelo de estudio. «El océano es enorme, y hay un intercambio limitado entre el océano y la superficie, donde están todos esos compuestos orgánicos, por lo que abogamos por un enfoque más prudente», revela Affholder.

Un acompañamiento de pan o cerveza en Titán

En ocasiones, para justificar cómo la vida habría podido abrirse camino en las distintas condiciones, algunos investigadores crean de la nada complejos sistemas metabólicos para utilizar los recursos más abundantes de otros planetas. Pero el enfoque de Affhoder se basa en la fermentación, un proceso microbiológico simple que utilizan las levaduras para transformar los azúcares en alcohol y así, producir pan o cerveza.

Este proceso requiere de moléculas orgánicas, pero no de oxígeno, para producir energía, por lo que, en los océanos de Titán, sería fundamental para que soportar la vida. Así pues, la ecuación está clara. ¿Cuánta materia orgánica fermentable llega a los océanos de Titán? Para hallar una respuesta, los investigadores se centraron específicamente en una molécula orgánica, la glicina, el aminoácido más simple.

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Una de las hipótesis que barajan los investigadores es que los meteoritos que impactan contra la superficie crean charcos de agua líquida que se hunden por la corteza y arrastran consigo los materiales de la vida hasta el océano. Estos asteroides, además, portan consigo glicina y otros aminoácidos que son fundamentales para crear las estructuras biológicas básicas. Por ello, si los microorganismos del océano de Titán dependen de las caídas de meteoritos para poder alimentarse, limita mucho la cantidad de biomasa que puede sostener el planeta.

De hecho, el estudio muestra que únicamente podría sostener una biosfera de peso un peso total similar a un perro pequeño. Esta biosfera, disuelta en el inmenso océano bajo la superficie, da un promedio de menos de una célula por litro de agua.

dragonfly 2023
NASA/Johns Hopkins APL/Steve Gribben

La misión Dragonfly, que forma parte del Programa New Frontiers de la NASA, tiene previsto su lanzamiento en 2028 y su llegada a Titán, la luna de Saturno, en 2034.

Por ello, cuando lleguen las próximas misiones a Titán, como la misión Dragonfly, que llevará un pequeño dron para sobrevolar la superficie del planeta, lo más probable es que lo tengan complicado para detectar vida (si realmente la hay). Aún así, los astrobiólogos no pierden la esperanza, puesto que este modelo es solo eso, un modelo, no tiene porqué reflejar la realidad de la luna de Saturno.