A menudo olvidamos que somos parte indisoluble de la naturaleza. Pero el medio natural no es algo que esté separado de la humanidad, aunque así lo perciba una cantidad cada vez mayor de personas. Ya en 1975, el especialista en lepidópteros Robert M. Pyle acuñó el término «extinción de la experiencia» para describir esa pérdida progresiva de interacción con lo silvestre, que tanta indiferencia y apatía nos produce con respecto a los problemas medioambientales del mundo.
Como decía Jacques Cousteau, «solo protegemos lo que amamos, y solo amamos lo que conocemos». La frase del célebre oceanógrafo y divulgador es toda una inspiración para Arturo de Frías, al frente de la Fundación Desarrollo Sostenible ADF, una entidad que trabaja en pro del desarrollo rural, la población vulnerable, la protección del medioambiente y el cambio climático. En ese marco, la Fundación lanzó a mediados de 2023 la primera edición del concurso internacional de fotografía «Nature and Humans», un evento que contó con el patrocinio de Sony, Wildwatching Spain, Kanau, FotoRuano y Fotografiarte y en el que se presentaron alrededor de 2.200 fotografías de autores de una quincena de países.
«Creemos que la fotografía es una herramienta muy poderosa para la conservación, porque ayuda a que todas las personas, y en especial las nuevas generaciones, conozcan la sublime belleza de la naturaleza, se enamoren de ella y decidan protegerla durante toda su vida», sostiene De Frías. Sin duda, se trata de dar visibilidad a ese cordón umbilical que, por mucho que ignoremos, nos une a la esencia de la vida planetaria.
La selección de las fotos premiadas, que se pueden ver en www.natureandhumans.com, no fue nada fácil. Como explica De Frías, parte integrante del jurado: «El leitmotiv principal fue premiar imágenes que nos ayuden a reflexionar sobre la relación, ya sea positiva o negativa, del ser humano con el medio natural». En estas páginas les dejamos una muestra de algunas de las fotos galardonadas. Todas ellas buscan apelar a nuestra parte más primigenia, a ese rincón donde se esconden nuestros vínculos ancestrales con la naturaleza que hoy necesitamos reconstruir de manera consciente.
Este artículo se publicó en el número de junio de 2024.