Este miércoles ha arrancado el Sun&Blue Congress 2024 sobre Turismo y Economía Azul que convertirá a Almería, durante tres días, en el punto de encuentro de expertos de todo el mundo. Más de 160 voces debatirán sobre sostenibilidad, innovación y gobernanza, sin perder de vista el que, Tim Ott, director general del congreso, define como su motivo principal de existir: lograr que la teoría pase a la práctica.
Porque, tal y como explicaba durante la inauguración Gunter Pauli, el experto que acuñó el término de economía azul, "si estamos hoy aquí es porque la Tierra es bella, pero también finita" y tanto la economía como el sistema necesitan cambiar, "porque si quieren encontrarla, hay abundancia en el mundo; pero si no quieren, sólo van a hallar pobreza".
Algunos ejemplos propuestos por Pauli para dar con esta abundancia escondida son, por ejemplo, las fábricas de detergentes que emplean las cáscaras de cítricos (previamente empleados en zumos) para producir; o la sustitución de harina de pescado por la de insectos, para "combatir el hambre además de proteger a los peces del Pacífico". Pero, ¿podría aplicarse esta visión de 'abundancia' al agua?
El agua: un recurso limitado y limitante
Sun&Blue Congress
Gunter Pauli durante su intervención en el Sun&Blue Congress 2024. El experto acuñó el término economía azul para hacer referencia al papel de los ecosistemas marinos saludables como potente motor económico.
Y es que el agua y la gestión hídrica fue uno de los ejes de la primera jornada del Sun&Blue Congress 2024, donde especialistas y distintas personalidades ofrecieron diversos puntos de vista sobre este tema tan importante.
Como Clare López, coordinadora del grupo de agua de Women Action Sustainbility, quien recordaba un dato que, si bien es conocido, no pierde importancia: únicamente el 1% del agua del planeta es dulce. "Y ese 1% lo tenemos que cuidar porque probablemente será el nuevo oro en el futuro", alega.
El estrés hídrico actual que ya sufren algunas zonas del mundo irá en aumento, según las proyecciones, por varias causas: la primera de ellas, por los cambios de los patrones climáticos que acompañan al calentamiento global, pero no es la única. La gestión del territorio, el aumento de población de un 25% a nivel mundial proyectado para 2050 (según datos aportados por López) y del incremento de concentración de la población en las urbes también son importantes factores a considerar.
"Y necesitamos invertir ya en las necesidades que sabemos que tendremos en un futuro", dijo López. En esencia, adelantarnos a lo que vendrá: una postura que ha sido muy repetida por todos los ponentes de esta primera jornada del congreso y que postulan, será clave en la contienda contra esta crisis.
¿Falta agua en la península ibérica?
Santiago Lafuente, CEO de Aqualia y presidente de la alianza StepbyWater fue contundente: "El agua no se fabrica, tenemos que apañarnos con la que hay" y en el sureste de la península, donde se está celebrando este congreso, históricamente ha habido poca.
La alcaldesa de Almería, María del Mar Vázquez, explicó que esta región "conoce la falta y la escasez hídrica" y que de esa ausencia han intentado hacer virtud, a través de la inversión en infraestructuras como es el caso de una "gran tubería" que se construyó para que toda la ciudad de Almería tuviera agua de calidad, las desalinizadoras construidas o las plantas de regeneración de agua.
"Y gracias a la anticipación, la previsión y la planificación, hemos logrado que en Almería, a pesar de la escasez, nunca haya restricciones de agua", añadió la alcadesa.
Pero la sequía aquí no ha terminado, como tampoco lo ha hecho en otros puntos de España. Sin embargo, según los participantes de esta mesa de debate, en la península "no falta agua, sino que está mal repartida", aunque reconocen que este "es un recurso escaso".
Así, mientras algunas cuencas superan porcentajes del 70%, las de esta zona se mantienen por debajo del 30%, a lo que se suma un agua subterránea empieza a escasear; y una sequía alcanza a zonas donde históricamente no había habido. Aún así, los expertos encuentran una oportunidad en la mencionada abundancia relativa que tienen algunas zonas de España sobre otras.
"Habría que recuperar el espíritu de los ingenieros de los grandes planes hidrológicos", argumenta Francisco Góngora, vicepresidente de la Federación Andaluza de Municipios y Provincias, "y no hablo de aumentar regadíos con trasvases, de lo que hablo es de armonizar".
El sueño de esta mesa: que el agua deje de ser un "arma arrojadiza"
SUN&BLUE
Imágenes del evento organizado por 'StepbyWater' en el marco del Sun&Blue Congress, donde se ha debatido sobre la gestión hídrica durante prácticamente la totalidad de la jornada en el Palacio de Exposiciones y Congresos Cabo de Gata.
Esta ambición por un consenso común y estatal en la gestión del agua, que incluya tanto al sector público como al privado, ha sido identificada por todos los ponentes como la clave para que la batalla contra la escasez hídrica se gane en España. Pero para ello, todavía se necesita que ocurra algo esencial: que el agua deje de ser utilizada como un "arma arrojadiza" en la política.
"El agua articula todo el territorio; es transversal y no podemos tener crecimiento económico o social sin agua", advirtió Góngora. "El problema es la falta de consenso", añadió Sandoval.
Los expertos, no obstante, no pretenden que con ello el agua salga de los debates políticos, sino más bien lo contrario: que esté muy presente, pero que no se haga de ella una lucha de unos contra otros, sino que se convierta en un objetivo común. "Sobra mucho prejuicio ideológico", puntualizó Góngora, "la política hídrica hay que dejársela a los ingenieros de caminos y canales, tiene que ser muy racional".
Además de este sueño común, la mesa compartía otro punto de acuerdo: la necesidad de mejorar las infraestructuras hídricas pero también que se avance en la optimización de este recurso (donde alegan, ya están reconociendo esfuerzos) y defienden que contar o no con estas construcciones será lo que marcará la diferencia en los períodos en los que las sequías se tornen más acuciantes.
Y esta crisis se sentiría especialmente en un país que desde hace años ha funcionado como la despensa de Europa en términos agrícolas y económicos; pero también sociales y humanos. "Porque recuerden que podemos vivir sin amor, pero no sin agua", concluyó Santiago Lafuente.