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Buenas noticias: el número de osos en el Pirineo bate récords y asciende a casi 100 ejemplares (47 en Cataluña)

Catalunya identifica 47 ejemplares en 2024 y confirma una tendencia imparable de recuperación en toda la cordillera pirenaica.

Sergio Parra
Sergio Parra

Periodista especializado en temas de ciencia, naturaleza, tecnología y salud

Actualizado a

Osos

Catalunya ha registrado el nacimiento de 10 oseznos durante 2024 (3 machos, 6 hembras y 1 de sexo indeterminado).

La historia del oso en los Pirineos, alguna vez marcada por la extinción, se escribe ahora con signos de esperanza. 

En 2024 se ha registrado la cifra más alta desde que existen registros modernos: 96 osos pardos detectados, 13 más que el año anterior. De ellos, 47 se localizan en territorio catalán, según ha confirmado el Grupo de Seguimiento Transfronterizo del Oso Pardo (GSTOP).

Así, Catalunya ha visto crecer su población de osos de manera significativa: seis ejemplares más que en 2023, con una distribución de 21 hembras, 25 machos y un individuo de sexo aún no determinado. Un dato que, por sí solo, ya apuntala una tendencia creciente, pero que cobra aún más fuerza si se suma al otro gran indicador de salud poblacional: el nacimiento de oseznos

En 2024, nacieron diez crías en suelo catalán, dos más que el año anterior. Son los retoños de seis camadas, fruto de cinco machos reproductores distintos. 

La cifra total para todo el macizo pirenaico asciende ya a 96 individuos: 47 hembras, 45 machos y 4 sin sexo definido. Un ascenso significativo si se compara con los 83 ejemplares del año pasado. 

Este aumento se debe no solo a las nuevas crías, sino también a la detección de siete osos que en 2023 no fueron registrados. Se trata de una señal clara de que el ecosistema empieza a recuperar un equilibrio perdido. Las autoridades ambientales consideran que al menos 20 hembras están en condiciones de reproducirse en 2025, lo que podría dar lugar a un nuevo récord de nacimientos.

También hay bajas

No obstante, no todo es crecimiento. En el mismo año se han registrado cinco bajas, en su mayoría de osos subadultos, y hay 13 ejemplares que no se han podido detectar durante el 2024. Aunque no pueden ser considerados oficialmente desaparecidos, su ausencia es objeto de seguimiento. 

La expansión del territorio también es significativa: el área ocupada por el oso pardo en los Pirineos alcanza ya los 7.200 km², con un incremento de 100 km² respecto al año anterior. Catalunya abarca unos 1.800 km² de esa superficie, una cifra que ha ido en aumento desde el inicio de los programas de reintroducción en 1996.

Oseznos
Departament de Territori

Oseznos jugando en un árbol, captados por las cámaras de la Generalitat.

Así se realiza el seguimiento

El seguimiento de esta población se realiza mediante una combinación de metodologías sistemáticas y oportunistas. En Catalunya, esta labor la ejecutan los Agents Rurals del Departamento de Interior y Seguridad Pública, que controlan 222 trampas de pelos distribuidas en una superficie de 2.000 km², muchas de ellas equipadas con cámaras

En 2024, se realizaron 1.853 revisiones, con 348 resultados positivos. A estos se suman 250 registros adicionales que incluyen huellas, excrementos, observaciones directas y fotografías. Gracias a estas muestras, se han identificado 37 osos distintos en comarcas como el Pallars Sobirà, Alta Ribagorça, Pallars Jussà y Alt Urgell.

Más allá del conteo, el gran reto sigue siendo la convivencia entre el oso y la ganadería. La Generalitat de Catalunya ha implementado estrategias como la agrupación de rebaños, vigilancia diurna mediante pastores, y cierres nocturnos con perros de protección. 

En 2024, se protegieron más de 2.500 cabezas de ganado en áreas como Boldis-Àreu, Estaron-Tavascan e Isil. La inversión en estas medidas ascendió a 82.850 euros. Además, otras 7.500 cabezas se beneficiaron de estrategias de autoprotección en zonas más expuestas. En el caso del ganado bovino y equino, se distribuyeron 128 dispositivos de geolocalización para mejorar la vigilancia.

También se ha reforzado la protección de asentamientos apícolas, con 49 colmenares asegurados en Pallars Sobirà y Alta Ribagorça. En cuanto a compensaciones, se destinaron casi 10.000 euros por 17 ataques con 31 animales afectados y daños en colmenas. A pesar del aumento de ejemplares, las cifras de ataques a ganado no han crecido proporcionalmente, especialmente en aquellas zonas donde los habitantes están más familiarizados con la presencia del oso.

A día de hoy, los Pirineos ya no son solo una fortaleza geológica, sino también un refugio para la biodiversidad. La presencia de osos, antaño tan escasa que rozaba lo simbólico, se ha vuelto ahora un signo tangible de recuperación ambiental. No deja de ser paradójico que este animal, solitario y esquivo, se haya convertido en un emblema colectivo. Pero quizá sea precisamente eso lo que necesitamos: símbolos que nos recuerden que aún podemos convivir con la naturaleza sin someterla, dejándole el espacio que reclama.

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