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Los patrones más fascinantes del mundo animal: 9 fotos para observar la naturaleza al detalle
Este recorrido visual nos invita a descubrir cómo la genética y la biología se combinan para crear texturas sorprendentes sobre la piel de los seres vivos.
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Manchas, arrugas, escamas... El reino animal presenta una amplia variedad de patrones y pieles que, más allá de su belleza visual, son el resultado de millones de años de evolución: sirven para esconderse, seducir, advertir a los depredadores o sobrevivir en los territorios más salvajes.
Descubre las hipnóticas manchas de una rana venenosa, la simetría perfecta de los hexágonos de las jirafas y los eficaces pliegues del elefante. Te ofrecemos un recorrido visual por algunas de las texturas más sorprendentes del mundo animal, que nos invitan a descubrir cómo la biología, la genética y el entorno se combinan para dibujar auténticas obras de arte vivas.
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El gigante, de cerca
El elefante (Elephantidae), la especie terrestre más grande del planeta, tiene una de las pieles más fascinantes del reino animal: gruesa y, como se observa en la imagen, ¡muy arrugada!
Esta segunda característica tiene una razón de ser: sus miles de pliegues le permiten retener el agua en la superficie, lo que le ayuda a mantenerse fresco durante más tiempo (algo necesario en los climas en los que habita).
Eso sí, si bien su dura piel llega a tener un grosor de hasta 3 centímetros en algunas zonas, el elefante tiene una gran sensibilidad: puede sentir incluso cuando una mosca se posa sobre su lomo.
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El color del veneno
La cantidad de animales que presentan una coloración azul en su cuerpo es muy pequeña. Entre esas pocas especies, se encuentra la rana flecha azul (Dendrobates tinctorius azureus), que utiliza esta tonalidad para avisarnos de lo que alberga en su interior: puro veneno.
La razón por la que este anfibio es altamente tóxico es su dieta: se alimenta principalmente de hormigas también venenosas que le proporcionan una sustancia alcaloide capaz de paralizar a sus depredadores.
Su veneno no tiene que penetrar en el organismo de la víctima para hacer efecto, como sí ocurre en el caso del de las serpientes o escorpiones. Basta con entrar en o con las zonas glandulares de su piel para sentir su toxicidad.
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Pura queratina
La piel del cocodrilo (Crocodylidae) es una armadura natural: no solo está hecha de queratina, el mismo material que compone nuestras uñas, sino que además en su interior contiene huesos que le ofrecen una protección adicional.
Como curiosidad acerca de este fascinante animal, los cocodrilos no tienen glándulas sudoríparas: en su defecto, para regular la temperatura corporal, jadean (como los perros).
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El rey del camuflaje
Quizá una de las pieles más inteligentes del reino animal sea la de los camaleones (Chamaeleonidae): sus diminutas escamas contienen cristales que pueden reordenarse para reflejar diferentes longitudes de onda de luz, y esta es la razón por la que cambian de color.
Pero, ¿cuál es su objetivo? No lo hacen para camuflarse, al contrario de lo que se suele pensar, sino para comunicar su estado de ánimo durante el cortejo o las peleas. También para adaptarse a la temperatura.
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Siempre protegido
La del diablo espinoso (Moloch horridus) es una piel muy peculiar: como bien indica su nombre, esta está recubierta de "espinas" que lo protegen de sus depredadores. Pero eso no es todo: también puede cambiar de color, como los camaleones, y tiene la capacidad de beber agua a través de ella.
Cuando el agua cae o se condensa sobre su cuerpo, este lagarto es capaz de conducirla hasta su boca a través de un proceso conocido como capilaridad. Algo muy útil si tenemos en cuenta que habita en zonas desérticas de Australia, donde el agua no abunda.
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Una belleza de élite
El pavo real (Pavo cristatus) no tiene ese nombre al azar: desde tiempos inmemoriales, este animal originario de la India ha sido asociado a la realeza e incluso a las deidades.
Si hay algo que llama la atención del plumaje de los ejemplares macho es ese conjunto de "ojos" que se distribuyen por toda su cola. Se llaman ocelos, y le sirven para atraer a las hembras durante el cortejo.
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El único pelirrojo
¿Sabías que los orangutanes (Pongo) son los únicos grandes simios con el pelaje rojo? Esta característica distintiva se debe a la presencia de un pigmento llamado feomelanina, culpable también del pelo rojo en algunas personas.
Pero esta no es la única peculiaridad de la especie: los orangutanes, tanto los de Borneo como los de Sumatra, han desarrollado habilidades tan sofisticadas como el uso de hojas como servilletas o guantes y la dispersión de semillas por su hábitat, lo que les ha otorgado el sobrenombre popular de "jardineros".
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Una piel al estilo de Gaudí
Vive en los fondos marinos, su boca es como una aspiradora y es inofensivo para los humanos. El ojo que aparece en la imagen pertenece al tiburón nodriza (Ginglymostoma cirratum), pero quizás lo que más llama la atención de este zoom es la composición de su piel: ¿no te recuerda a la famosa técnica decorativa de Antoni Gaudí?
Dispuestas como un mosaico, o "trencadís", las escamas de este pez le sirven para diferenciarse del resto, así como sucede con el patrón de rayas de las cebras, o con nuestras huellas dactilares. Además, el color de su cuerpo le ayuda a mimetizarse con el fondo del océano.
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La inconfundible
No hay posibilidad de confundirse ante un pelaje como este: se sabe a la perfección que pertenece a la esbelta reina de la sabana, la jirafa (Giraffa camelopardalis).
Estas singulares manchas no solo nos cautivan por su belleza, sino también por su razón evolutiva: se cree que pueden ayudar a esta especie a regular la temperatura y a camuflarse en su entorno.