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Perros braquicéfalos: cuáles son, qué problemas de salud tienen y cómo mejorar su calidad de vida

Los perros braquicéfalos como el pug o los bulldogs sufren a menudo problemas de salud respiratoria y ocultar que pueden comprometer su calidad de vida.

Abel G.M.
Abel G.M.

Periodista especializado en historia, paleontología y mascotas

Actualizado a

Pug (Staten Island Advance, Landov, Cordon Press)   copia
Staten Island Advance, Landov, Cordon Press

Los perros braquicéfalos, conocidos por sus caras achatadas y ojos saltones, han ganado gran popularidad en los últimos años. Razas como los bulldog, el carlino o pug, el pequinés, el Boston terrier o el shih tzu son algunos de los representantes más conocidos de este grupo. Su apariencia tierna y expresiva los ha convertido en mascotas muy apreciadas, especialmente para aquellos que viven en apartamentos, gracias a su tamaño reducido y temperamento apacible.

Sin embargo, tras esa cara simpática se esconden a menudo numerosos problemas de salud que afectan a su calidad de vida. Estos perros presentan una morfología craneal anormal para los cánidos, caracterizada por un hocico muy corto y ancho: esto les provoca dificultades respiratorias, problemas digestivos, intolerancia al ejercicio, problemas para termorregularse e incluso complicaciones cardíacas derivadas del esfuerzo continuo que les supone el simple hecho de respirar.

Las razas braquicéfalas empezaron a surgir en una época en la que los conocimientos veterinarios no eran tan avanzados. A medida que se ha estudiado más este fenómeno, veterinarios y etólogos han comenzado a alertar sobre los riesgos éticos y sanitarios de seguir fomentando la crianza de razas con rasgos extremos, con algunos estados como Noruega y Países Bajos que han prohibido su cría por motivos de bienestar animal.

¿Qué problemas provoca la braquicefalia?

En la familia de los cánidos, a la que pertenecen los perros, la gran mayoría de especies tienen un hocico alargado. La braquicefalia (cuyo nombre significa, precisamente, “cabeza corta”) es una condición que normalmente sería considerada una malformación, ya que la parte superior del cráneo está “chafada” respecto al resto, lo cual dificulta funciones básicas como la respiración. En la naturaleza, un animal braquicéfalo tendría muchas menos posibilidades de sobrevivir.

Sin embargo, en el caso de los perros, esta característica se ha seleccionado mediante la cría selectiva por cuestiones estéticas, sin tener en cuenta las implicaciones en la salud del animal. Los perros braquicéfalos presentan al menos una (y frecuentemente varias) de estas características anatómicas: estenosis de los orificios nasales (con narinas muy estrechas), paladar blando elongado que obstruye parcialmente la laringe, una mandíbula superior desproporcionadamente corta respecto a la inferior, y una tráquea más estrecha de lo normal.

Esto anatomía les genera un esfuerzo continuo para respirar y deriva en diversos problemas de salud, principalmente asociados con el aparato respiratorio. Esto es visible en los ruidos que hacen al respirar, como ronquidos y jadeos intensos, semejantes a los que emiten los cerdos. Sin embargo, esos sonidos que algunos encuentran adorables en estas razas no son naturales. Este problema suele ir acompañado de otro, el colapso laríngeo: esto sucede cuando la laringe no puede mantener las vías respiratorias libres de saliva y otras secreciones, lo que dificulta aún más la respiración.

Braquicefalia bulldog (Marc Nussbaumer, Museo de Historia Natural de Berna)
Marc Nussbaumer, Museo de Historia Natural de Berna

En esta fotografía del Museo de Historia Natural de Berna se puede observar la evolución del cráneo de los bulldog a lo largo del tiempo: de izquierda a derecha, son de las décadas de 1910, 1960 y 1980.

Este esfuerzo se agrava con el ejercicio, el calor o la excitación, lo cual puede poner en riesgo su vida incluso en situaciones cotidianas, especialmente durante los meses de verano. Debido a la limitada ventilación de las vías respiratorias, estas razas son propensas a sufrir golpes de calor con facilidad y tienen problemas para rebajar su temperatura corporal, ya que los perros no sudan y el jadeo es su manera de eliminar el exceso de calor corporal.

Más allá de las complicaciones respiratorias, muchos perros braquicéfalos también sufren trastornos derivados de su morfología craneal. Los más frecuentes son de tipo digestivo, como vómitos, regurgitación o dificultad para tragar: esto se debe en parte a la presión que ejercen los músculos respiratorios sobre el sistema gastrointestinal al tener que trabajar más de la cuenta.

Estos problemas se ven agravados por el hecho de que la mandíbula superior de algunas razas, como los bulldogs, es deproporcionadamente corta respecto a la inferior, lo que les complica masticar correctamente. Finalmente, el hecho de tener exoltamia, es decir, los ojos saltones (una condición secundaria de la braquicefalia) les provoca también problemas oculares, como infecciones, úlceras corneales o dificultad para cerrar los párpados completamente.

Mejorar la salud de los perros braquicéfalos es posible

Aunque los problemas de salud de los perros braquicéfalos tienen una base anatómica congénita, existen diversas formas de mejorar su calidad de vida. Una de las más efectivas es la cirugía correctiva, especialmente en casos graves. Estas operaciones no solucionan completamente los problemas de la braquicefalia, pero sí reducen drásticamente los síntomas respiratorios y mejoran la tolerancia al ejercicio y al calor, permitiéndoles llevar una vida más activa y de mayor calidad.

La intervención más habitual es la estenoplastia, que consiste en ampliar quirúrgicamente los orificios nasales para facilitar la entrada de aire. También se puede realizar una resección del paladar blando y, si el veterinario lo considera necesario, ampliar la tráquea, aunque esta es una intervención más invasiva y hay que valorar los posibles riesgos frente a los beneficios. En cualquier caso, hay que estudiar cada caso particular para determinar qué mejoras representará para el paciente y, sobre todo, descartar otros problemas de salud que puedan desaconsejarlo.

Es importante saber que, en caso de tener un perro braquicéfalo y si el veterinario aconseja una corrección, es mejor realizar estas operaciones cuando el animal es joven y sano, incluso si no demuestra síntomas notables. Esto se debe a que, a medida que envejezca, pueden aparecer más síntomas o se pueden agravar los que ya tenga. La anestesia también representa un riesgo elevado para estas razas, por lo cual es más peligroso realizar una cirugía cuanto mayor es el animal, ya que para entonces puede tener otros problemas de salud que conviertan la intervención en algo muy arriesgado.

Además de la cirugía, hay medidas cotidianas que pueden mejorar la vida diaria de un perro braquicéfalo; medidas tales como evitar el ejercicio intenso o las salidas en las horas de más calor, mantenerlos en ambientes frescos, usar arneses en lugar de collares, controlar el peso corporal y ofrecer una dieta adaptada. También es fundamental prestar atención especial a la salud ocular para prevenir infecciones, evitando ambientes con muchas partículas en suspensión como polvo o polen.

Bulldog Venus the bulldog mascot of the destroyer HMS Vansittart, 1941 (iralty Official Collection)
iralty Official Collection

Esta bulldog llamada Venus fue la mascota del destructor británico HMS Vansittart durante la Segunda Guerra Mundial. Se puede ver que el hocico, aunque más corto que la mayoría de razas, no era tan chato como el de los bulldogs actuales; y que los ojos no sobresalían del cráneo.

Desde una perspectiva a largo plazo, muchos expertos defienden la necesidad de modificar los estándares de cría para evitar la selección de rasgos excesivamente extremos, algo que no se limita a perros braquicéfalos sino a otras características como las patas cortas de algunos tipos de perros. De hecho se trata más bien de reorientar, ya que muchas razas que hoy presentan problemas derivados de los estándares de cría no los tenían hace apenas cien años: por ejemplo, el bulldog inglés de principios del siglo XX tenía un cuerpo más atlético y un hocico moderadamente corto pero funcional, de modo que no comprometía su capacidad respiratoria.

A medida que somos más y más conscientes de los problemas de salud provocados por el capricho estético, es probable (y deseable) que la braquicefalia deje de ser un problema congénito de estas razas para convertirse en lo que realmente debería ser: una excepción y, en todo caso, corregible.

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