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Los superpoderes del pulpo

Tiene tres corazones que laten, dos laterales y uno central que funcionan como una máquina perfecta: uno de ellos se para cuando nada.

Mónica Artigas
Mònica Artigas

Subdirectora del área de revistas National Geographic

Actualizado a

Pulpo
Rafael Fernández Caballero

Pulpo.

Noventa por ciento músculo, una inteligencia formidable, un dechado de virtudes anatómicas que son para irar y una evolución de 530 millones de años que incluye un prodigioso currículum de adaptación al medio.

Se trata del pulpo, un honor conocerlo y sin duda, un animal con superpoderes al que se le dedica un fabuloso despliegue con fotos, ilustraciones y un narración con todo lujo de detalles en el último número de National Geographic.

Y es que el pulpo, del que existen más de 300 especies, se merece conocerlo muy bien. Tiene tres corazones que laten, dos laterales y uno central que funcionan como una máquina perfecta: uno de ellos se para cuando nada. Su sangre es azul; en lugar de hemoglobina, tiene hemocianina, un compuesto que mucho más eficaz para transportar oxígeno cuando la temperatura del agua es baja.

Posee un cerebro enorme; de hecho, la proporción entre este órgano y el cuerpo esla mayor de todos los invertebrados. Cuando hablamos de la vista, tenemos para él un campo visual completo de 360 grados y dos ojos, uno en cada lado de la cabeza, con los que poder observar el entorno en su versión más completa.

Pero vayamos a sus ocho brazos, porque aquí las prestaciones son máximas: cada uno de ellos tiene al menos el doble de neuronas que su cerebro y un cordón nervioso axial actúa en cada uno como una médula espinal, permitiendo que operen de forma independiente.

Esa versión tan bien distribuida del sistema nervioso -formado finalmente por 500 millones de neuronas- le otorga al pulpo una enorme flexibilidad, prodigiosa coordinación y una capacidad adaptativa sin límites y muy poderosa: una punta especializada, que por lo general se encuentra en el tercer brazo derecho del macho, es la encargada de transferir el esperma para la reproducción.

Sus defensas son estupendas, en primera línea si lo comparamos con otros habitantes del océano. El pulpo es un maestro del disfraz y en una fracción de segundo puede cambiar de forma, de color, de dibujo y de textura, gracias a unos pigmentos llamados cromatóforos; pero lo más fascinante es que algunas especies, como el pulpo mimo, pueden emular los movimientos del animal que sus depredadores evitan y así rápidamente se los quitan de encima.

Su veneno, que para los humanos puede tener propiedades curativas, presenta grados muy distintos de toxicidad, siendo por tanto un arma de lo más sofisticada. Y su tinta, la mejor aliada para confundir a los que los persiguen.

El pulpo se propulsa a reacción: absorbe agua a través de las aberturas de su manto y la expulsa por un sifón, de modo que avanza en dirección opuesta a su cabeza. Y eso sí: a menudo tiene que descansar y se arrastra entonces para ahorrar energía. Incluso en esta gestión es listo.

¡Hasta la semana que viene!

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