Una relación íntima con la naturaleza. Unas culturas con un místico respeto a sus antepasados. Unas vidas, las suyas, que no entienden de escaladas, ni de productividad, ni de materialismo. Así definía Claudi Carreras, el comisario de la exposición ‘Amazonias, el futuro ancestral’ esos mundos múltiples y plurales que viven y crecen en la Amazonia ajenos a la filosofía de vida occidental pero a la vez, sometidos a esta por razones económicas.
Ante más 60 suscriptores de las revistas National Geographic, en una Experiencia National Geographic única en la que fue un privilegio conocer la muestra con una ponencia previa de su comisario, Claudi Carreras explicó con todo detalle las características de este territorio inmenso y único donde vivió dos años y medio para realizar posteriormente esta exposición que ahora se encuentra en el CCCB de Barcelona y que después viajará por otras ciudades españolas.
«Si a un niño de aquí le pides que dibuje la naturaleza, probablemente dibujará árboles; en cambio si le pides hacer lo mismo a un niño indígena, probablemente él se dibuje en el centro; esta es la gran diferencia que hay en el mundo occidental y el indígena. Aquí consideramos que la naturaleza está a nuestro servicio y que la podemos utilizar y arañar. Sin embargo, en el mundo indígena, el humano está en el eje y forma parte de un sistema mucho más complejo», explicaba Carreras.
Algunos datos que resultan impactantes: la Amazonia, atravesada por nada menos que por nueve países y donde viven 30 millones de personas, ha dado origen a 400 culturas distintas que hablan más de 300 lenguas. Una de cada diez especies que en el mundo habitan lo hace justamente en la Amazonia. La diversidad de los ecosistemas de la Amazonia se encuentran en claro peligro por la explotación de los recursos y la extracción de su saber ancestral.
La mismísima llamada «selva virgen» es un concepto erróneo cuando hablamos de Amazonia: «Nunca fue una selva virgen, un lugar donde incidir y explorar, sino que existía un todo que nacía de la interacción de los humanos, las plantas, la fauna y de los espíritus. La Amazonia es un ecosistema muy sofisticado inducido por las comunidades que viven en ella y que nos permite aprender sobre una fórmula de vida mucho más sostenible».
Tras la conferencia, la visita. Poder perderse en los colores del arte propio, en la concepción del mundo circular, no lineal, en un dibujo existencial en que todo vuelve a la tierra; observar la fertilidad convertida en arte; oler la Amazonia en sus distintas versiones a través de unos frascos de los que emanan los múltiples olores de la selva; entrar en una maloca, esa gran casa comunal donde habitan comunidades indígenas y que es interpretada como un vientre materno; entender esos remedios con hierbas que durante tantos años han salvado a la población y saber cómo la sociedad occidental los extrajo, patentó y convirtió en ciencia; saber que esta gran riqueza cultural y natural se ve afectada y amenazada por la lucha por el control de las materias primas, la deforestación o la sequía. Y entender que todos dependemos de las Amazonias.
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