Las istraciones de China y Estados Unidos han firmado en Ginebra un acuerdo arancelario in extremis por el que ambas potencias se comprometen a reducir sustancialmente los aranceles durante unos tres meses. ¿Qué implicaciones tendrá esta decisión a nivel internacional? ¿Cuál es la estrategia de ambos países? ¿Nos encontramos ante un escenario similar al de la Guerra Fría?
Raquel Isamara León, doctora en Relaciones Transpacíficas por la Universidad de Colina y directora del Observatorio de la Política China, responde a estas y otras preguntas.
National Geographic: En el momento de escribir estas líneas, China y Estados Unidos han alcanzado en Ginebra una tregua comercial impensable hace unos días. ¿Se trata de un acercamiento real de posiciones o un simple gesto de cara a la galería por ambas partes?
Raquel Isamara León: Este encuentro responde más al acorralamiento que Estados Unidos tiene tras los efectos que el sistema de aranceles recíprocos ha tenido para la economía internacional y para la propia economía estadounidense. No quiere decir que no haya afectado a China, pero la evolución de las posturas desde principios de abril hasta mayo tiene que ver con la moderación del discurso de Estados Unidos.
En el caso de China, el acuerdo de Ginebra es una consecuencia directa de la determinación de responder cada acción de Washington una represalia, aunque sin cerrar la puerta al diálogo. Pero, más allá de mostrar esa imagen de una China fuerte, el Gobierno de Xi no cejó en sus esfuerzos de utilizar toda la infraestructura diplomática que tenía a su disposición para reafirmarse en espacios estratégicos, como son el Sudeste Asiático, el continente africano, América, Latina, la Unión Europea y, por supuesto, Rusia.
National Geographic: ¿Cuál cree que será el siguiente paso? ¿Qué podríamos esperar en las próximas semanas o meses?
Raquel Isamara León: A corto plazo veremos una reevaluación principalmente por parte de Estados Unidos, comparable a la relajación de posturas con Canadá y México, donde se han suavizado las posturas originales al tiempo que se han buscado elementos para volver a demostrar quién tiene el poder en la relación bilateral. El actual presidente de Estados Unidos muestra una imagen fuerte y coercitiva frente a los países que desafían el discurso MAGA (por el lema Make America Great Again o Hacer grande a Estados Unidos otra vez). No obstante, desde la primera istración de Trump, el gobierno de Xi ha dejado muy clara su postura de no subordinación frente a potencias extranjeras.
La istración Biden mostró cómo la política de ambigüedad en la política bilateral, donde el secretario de estado Antony Blinken actuaba como una pieza armonizadora. Sin embargo, en la istración Trump no hay un Blinken que “juegue de policía bueno” con Beijing. En la negociación de Ginebra, Xi deja muy en claro que hasta que no haya “respeto” en la relación, él no irá a negociar. Las conversaciones entre ambas potencias es como una venda que tratan de curar una relación muy lastimada. Por todas estas razones, es complejo determinar un escenario a largo plazo. Lo que sí es que la dinámica de acción-reacción será la constante; y que la errática política exterior de Trump tenderá a ser el elemento disruptivo.
National Geographic: El enfrentamiento entre China y Estados Unidos está marcando la agenda política de nuestra era y nos recuerda a los años más duros de la Guerra Fría. ¿Están ambos países condenados a enfrentarse?
Raquel Isamara León: Considero que mencionar que China y Estados Unidos están insertados en una confrontación como la Guerra Fría es mucha ciencia ficción. Lo que se vive es una contraposición entre dos potencias con alcances globales representados de distinta manera. El episodio que se vive tiene un peso económico muy importante, pero también lo es a nivel tecnológico. Sin embargo, muchas veces esto se muestra como si sólo China y Estados Unidos existieran en el sistema internacional y no es así.
Más que una confrontación como la Guerra Fría, lo que sí se puede señalar es que la relación entre ambos países conlleva una reconfiguración o una reorganización sistémica. Las experiencias en los conflictos bélicos de los últimos años como Ucrania, Palestina o Cachemira dejan muy en claro las líneas rojas, por lo que una guerra proxy (en la que ambas potencias utilizan a terceros países) no necesariamente es lo que se busca.
National Geographic: Como sucedía en tiempos de la URSS, ambos bloques emplean la distensión militar como estrategia de presión. ¿Qué pasos cree que pueden dar ambas potencias en ese sentido?
Raquel Isamara León: Como mencioné anteriormente, tener músculo militar no es el principal factor en la confrontación entre China y Estados Unidos. En este momento el factor económico tiene más peso que el militar, porque sobre esa línea es que China se ha posicionado con la idea del nuevo multilateralismo con ejemplos como: BRICS+, BRI, AIIB…. La distensión militar es un comportamiento más propio de otros países, como Rusia, Corea del Norte e Israel.
National Geographic: La crisis de los misiles de Cuba sirvió para que ambos bloques tomaran conciencia sobre el peligro real de un enfrentamiento directo. ¿Cree que sucede algo parecido en la actualidad? ¿O estamos más cerca de una guerra directa?
Raquel Isamara León: Creo que el concepto de guerra ha evolucionado y que la visión tradicional de guerra basada en el uso de la fuerza, no necesariamente es un escenario que se desee. Esto no quiere decir que EEUU no utilice esta amenaza en su política exterior, y que a su vez aliente a narrativas y discursos como el AUKUS, QUAD, las intervenciones en Taiwán, seguridad en el Mar de China Meridional. Lo que menos le conviene a China es tener una guerra en frontera, pero esto tampoco le exime de mostrar su músculo militar como elemento de contención.
National Geographic: Sin embargo, a diferencia del orden mundial de antaño, en la actualidad las relaciones entre bloques son más permeables, con muchos países, como México, con os en ambas partes. ¿Cree que esta coyuntura obliga a ambas potencias a entenderse?
Raquel Isamara León: La globalización creó una alta interdependencia económica, por lo que existen países como México, Vietnam, Corea del Sur, España… que tienen vínculos con ambos. Sin embargo, la principal razón que motiva a un diálogo es el impacto comercial y financiero que trae consigo un desacoplamiento abrupto por parte de Estados Unidos, principalmente cuando tiene capitales colocados en China y en otras partes del mundo.
National Geographic: La política proteccionista de Trump ha dado un golpe en el tablero del orden internacional. Estados Unidos podría dejar de marcar la agenda ¿Qué papel tiene China en este nuevo contexto?
Raquel Isamara León: Estados Unidos marca agenda por la narrativa de potencia construida con el fin de la Guerra Fría. Sin embargo, lo que se vive muestra cómo en la praxis la capacidad de agencia no es absoluta. China tiene un papel importante, porque durante las últimas décadas ha aprovechado los espacios dejados por Estados Unidos. En este sentido, ha evolucionado en tres fases: atender la dinámica de la gobernanza mundial, participar y vigilar que se cumpla esta gobernanza y proponer nuevos modelos de gobernanza.
Esto se refleja en la política exterior y su propia evolución; en donde hoy la diplomacia está totalmente orientada a posicionar una visión que critica al sistema que emerge de la posguerra. En este sentido, China se ha autoproclamado como una potencia líder del sur global que sin desafiar valores como la cooperación, la coexistencia pacífica, etc. promueve la llamada Comunidad de Destino Compartido con iniciativas globales basadas en la cooperación en temas estratégicos como: desarrollo, seguridad, IA y diálogo entre países..