Desde Fleming hasta Blackburn, la historia de la medicina está llena de nombres que destacan por haber establecido puntos de inflexión en diversas áreas. En España, la lista es igualmente importante, aunque muchos de ellos no hayan gozado de la fama que se merecen por unas u otras condiciones.

Uno de estos nombres es el de Concepción Aleixandre Ballester, una mujer que no solo se convirtió en una de las primeras ginecólogas de España, sino que también fue una ferviente defensora de la salud pública y de los derechos de las mujeres.

A lo largo de toda su vida, Concepción desafió las normas establecidas y consiguió superar los obstáculos que se le iban poniendo por delante tanto en el ámbito académico como profesional, muchos de ellos influenciados por su condición de mujer. Su vida y su labor van, de esta forma, mucho más allá de la práctica médica, dejando una huella indeleble en la lucha por la igualdad y el a la educación sanitaria en las clases populares.

UNA PIONERA EN MEDICINA

Concepción Aleixandre nació en Valencia en 1862, en el seno de una familia culta y acomodada que, desde muy pequeña, la motivó para sentir curiosidad sobre el mundo que la rodeaba y le inculcó una fuerte determinación por aprender. Era una época en la que la educación de las mujeres estaba limitada a las labores del hogar, por lo que, el hecho de que Aleixandre consiguiera obtener el título de maestra de primaria en 1883 fue un logro que llamó mucho la atención.

No obstante, mucho más llamativo fue cuando, solo unos meses más tarde, se dio cuenta de que su verdadera vocación estaba en la medicina, un campo casi exclusivamente reservado para hombres.

Por ello, la decisión de formarse en esa rama no fue una tarea sencilla. En aquel tiempo, las universidades en España casi no contaban con mujeres en las aulas, y el camino hacia una carrera científica estaba lleno de dificultades. A pesar de ello, Concepción Aleixandre consiguió matricularse en la Facultad de Medicina de la Universidad de Valencia gracias a un permiso especial que emitió el rectorado.

Sin embargo, su presencia en las aulas la hizo destacar notablemente, y no solo por su brillantez académica, que superaba a la de sus compañeros, sino por representar toda una novedad en un entorno dominado por hombres.

Tan solo cinco años después, en 1889, Aleixandre se licenciaba en Valencia con un total de 20 sobresalientes de las 24 asignaturas cursadas, convirtiéndose así en una de las primeras mujeres en obtener un título universitario en España y preparándose para dar su siguiente gran paso: se trasladó a Madrid para doctorarse.

Comenzó a ejercer de médica en la Casa Provincial de Maternidad en Inclusa de Madrid donde, tras meses de tratar a mujeres en situación de vulnerabilidad, tomó a decisión de ofrecer asistencia gratuita a todas aquellas de bajos recursos.

UNA CARRERA AL SERVICIO DE LAS MUJERES

En el año 1891, Aleixandre fue nombrada médica auxiliar en el Hospital de la Princesa, y en 1902 obtuvo un cargo similar en la Casa de Maternidad, obteniendo una experiencia realmente excepcional teniendo en cuenta el gran número de restricciones que el avance laboral presentaba en su tiempo. No obstante, no se limitó solo a la práctica médica, sino que también experimentó con la investigación y la innovación, llegando a contribuir con numerosos avances en el campo.

Uno de sus grandes logros fue la patente de dos dispositivos ginecológicos para corregir el prolapso uterino, un problema de salud frecuente en las mujeres de su tiempo. Estos eran unos pesarios metálicos con formal de anillo que ella misma había diseñado en el año 1910, y que supusieron una mejora de la calidad de vida para la vida de muchas pacientes.

Además, en el año 1892, Concepción Aleixandre también se convirtió en la primera mujer en ser itida en la Sociedad Ginecológica Española, aunque tampoco fue una tarea sencilla. Para entrar, tuvo que enfrentarse a la resistencia de sus colegas masculinos, quienes veían con cierto recelo el hecho de que las mujeres ingresaran en la profesión sanitaria.

DIVULGACIÓN, FEMINISMO Y SALUD PÚBLICA

Pero el trabajo de Concepción Aleixandre no se quedó recluido en la consulta y en la investigación: desde que se inició en el oficio, siempre mostró un gran interés por la educación sanitaria y por la divulgación, especialmente en lo que se referían a las clases medias y bajas.

En un tiempo en el que la información sobre salud y la prevención de riesgos era un privilegio para pocas personas, Concepción Aleixandre se esforzó por acercar el conocimiento y la educación a la población. En sus propias palabras “una sociedad informada es una sociedad más sana”.

Además de ello, Concepción se mantuvo activa en el mundo de la comunicación: participó en numerosas conferencias y escribió artículos sobre higiene y salud femenina, utilizando un enfoque claro en la prevención de enfermedades. También colaboró en iniciativas para mejorar las condiciones sanitarias y de vida de las mujeres trabajadoras, promoviendo la higiene en el hogar y la importancia de la atención médica durante el embarazo y el parto.

Paralelamente, su activismo la llevó a involucrarse en el movimiento feminista, formando parte de diversas asociaciones científicas y feministas como el Consejo Nacional de Mujeres y la Sección de Señoras de la Unión Iberoamericana. Desde estas plataformas, defendió el de las mujeres a la educación, el derecho al trabajo y su participación en la vida política y social, apoyando activamente la lucha por el sufragio femenino.

A pesar de los prejuicios y obstáculos, su legado sigue vivo en la historia de la medicina y el feminismo en España.