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El expresidente de EEUU Joe Biden sufre un cáncer de próstata con metástasis, ¿qué significa?

El cáncer de próstata diagnosticado al expresidente se ha desplazado hasta los huesos. Los oncólogos coinciden que el diagnóstico es serio, aunque estudian varias vías de tratamiento.

Sergi Alcalde National Geographic
Sergi Alcalde

Periodista especializado en ciencia, sociedad y medio ambiente

Actualizado a

Cáncer de próstata
Shutterstock

En esta micrografía de una biopsia de la glándula prostática se aprecia un adenocarcinoma.  

El expresidente de Estados Unidos, Joseph R. Biden, fue diagnosticado el pasado viernes con una forma agresiva de cáncer de próstata que se ha extendido a los huesos, un diagnóstico que se produjo después de que el exmandatario estadounidense informara de unas molestias urinarias tras lo que se le practicó un examen rutinario.

Los resultados han sido tajantes, al antiguo inquilino de la Casa Blanca le detectaron un tumor en la próstata, pequeño, pero muy agresivo (con un valor de 9 según la escala de puntuación de Gleason, el sistema que detecta la agresividad de un tumor después de practicar una biopsia). Los médicos advirtieron asimismo que el cáncer se encuentra en estadio 4, lo que significa que se ha extendido fuera de su zona original, en este caso, a los huesos. 

En un comunicado emitido por los servicios de prensa de la oficina de Biden sin rúbrica se afirmaban que, "aunque representa una forma más agresiva de la enfermedad, el cáncer parece ser sensible a las hormonas, lo que permite un tratamiento eficaz", y advertía que el expresidente y su familia estaban contemplando "distintas opciones de tratamiento por parte de los equipos médicos". 

Sin embargo, si hay algo en lo que coinciden los oncólogos expertos en cáncer de próstata es que el diagnóstico de Biden es grave, pues, una vez la enfermedad se ha extendido a los huesos, un lugar al que tiende a hacerlo, es demasiado tarde para intentar ponerle coto. 

Un cáncer incurable

El doctor William Dahut, experto en cáncer de próstata y máximo responsable científico de la Sociedad del Cáncer de Estados Unidos declaró a la BBC que "en general, si el cáncer se ha extendido a los huesos no tiene cura". Sin embargo, puntualizó que la mayoría de los pacientes suelen responder bien a los tratamientos iniciales, y que la esperanza de vida no tiene por qué verse afectada. 

El doctor Dahut indicó que a alguien con el diagnóstico del presidente se le suele ofrecer terapias hormonales para mitigar los síntomas y frenar el crecimiento de las células cancerígenas.


De la próstata a los huesos

No es poco corriente que las células cancerosas migren hasta los huesos, un proceso llamado metástasis ósea. Esto puede causar dolor y hacer que los huesos se quiebren más fácilmente. Aunque cualquier tipo de cáncer puede llegar a este tipo de metástasis, son más comunes las metástasis óesas de cánceres como el de mama, pulmón, próstata, riñón, piel (melanoma), ovario y tiroides. La columna vertebral es la región del cuerpo en la que aparecen con mayor frecuencia estas metástasis, seguidas de la cadera, los muslos, los brazos, las costillas o el cráneo. 

Presidente Biden en la Casa Blanca
POOL via CNP/INSTARimages.com/Cordon Press

El presidente Biden, durante una comparecencia en el Despacho Oval en enero de 2025. 

 

Los huesos sanos mantienen un equilibrio gracias a dos tipos de células: los osteoblastos, encargados de la construcción de huesos nuevos, y los osteoclastos, que eliminan los restos de tejido óseo viejo. Este balance es el que permite mantener la densidad ósea fuerte. Sin embargo, cuando las células cancerosas invaden el tejido óseo, se interrumpe este equilibrio natural, lo que se traduce en dos posibilidades: o demasiada formación ósea, o déficit de esta. En ambos casos, los huesos se vuelven más frágiles y son más propensos a fracturas. 

Desde una radiografía hasta gammagrafías óseas: fórmulas para detectar el cáncer de hueso

La detección de metástasis óseas se producen a partir de varios métodos, todos ellos basados en diagnóstico de la imagen:

Los exámenes más comunes incluyen las radiografías tradicionales, que ofrecen imágenes básicas, así como TC (tomografías computarizadas), que proporcionan vistas detalladas en secciones. Otros métodos son las resonancias magnéticas, que generan imágenes precisas de tejidos blandos y huesos,  así como las tomografías por emisión de positrones (PET TAC), que detectan la actividad celular anormal; y las gammagrafías óseas, especializadas en mostrar áreas de hueso con cambios.

En algunos casos, los médicos también pueden extraer una pequeña muestra de tejido óseo (biopsia) para confirmar la presencia de células cancerosas en el hueso.

En cuanto al tratamiento, el cáncer de hueso debe tratarse de forma análoga al de otros tipos de cáncer. En función de la localización y la extensión de la metástasis, los médicos incluyen cirugía, radiación y quimioterapia. En el caso de Biden, el tratamiento deberá complementarse con terapias para atacar el cáncer de próstata, el tumor original. Para ello, los médicos suelen prescribir medicamentos que ataquen la producción de testosterona, algo que hoy ya es posible llevar a cabo con medicamentos, pero que hace solo unas décadas requería de la extirpación de los testículos.

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