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Elizabeth Marston, la científica que inspiró Wonder Woman y que inventó el polígrafo

Pionera en entender la estrecha relación entre presión arterial y engaño, Elizabeth Marston desarrolló un método revolucionario para detectar mentiras: el polígrafo.

Actualizado a

Couple Marston
CC

William Marston llevando llevando sobre los hombros a  Elizabeth  Marston durante sus vacaciones de verano en New Hampshire. Año 1916.

¿Sabrías decir cuál es la relación que existe entre un polígrafo y la heroína de cómics Wonder Woman? Es probable que, hasta ahora, ni siquiera te lo hayas planteado: se trata de dos conceptos que están ampliamente alejados el uno del otro. Y no, la respuesta no es que el polígrafo aparece en alguna icónica escena del cómic. Curiosamente, la solución a la pregunta es un nombre propio: Elizabeth Marston.

Si de primeras no reconoces su nombre, pero quiere sonarte su apellido, seguramente sea debido a que, a pesar de ser una pionera en el estudio de la psicofisiología, el derecho y la teoría de la emoción, con el paso de los años, su nombre quedó eclipsado por el de su marido, William Moulton Marston. El trabajo conjunto de ambos sentó las bases para la detección del engaño basada en respuestas fisiológicas, un punto de inflexión en el ámbito forense.

Y si todavía te preguntas por la relación con Wonder Woman, te sorprenderá saber que Elizabeth fue la figura que inspiró la creación del personaje. ¿No nos crees? Piensa entonces en el “Lazo de la Verdad” del icono feminista, la potente arma de la mujer maravilla que obliga a decir la verdad… ¿No encuentras un cierto parecido con el polígrafo?

LA PSICÓLOGA EXPERIMENTAL DE MASSACHUSETTS

Nacida como Elizabeth Holloway el 20 de febrero de 1893, Elizabeth Marston tuvo una infancia feliz y tranquila en Boston, Massachusetts. Desde bien pequeña, dejó asomar una gran curiosidad hacia los porqués del comportamiento humano, lo que la llevó a inclinarse en gran medida por el estudio de la mente. Así, en 1915, se graduó en Psicología en el Mount Holyoke College, una disciplina que, en ese momento, todavía enfrentaba muchos estereotipos y luchaba por establecerse como una ciencia experimental independiente.

Tras casarse con William Moulton Marston, un psicólogo teórico con ambiciones similares a las de Elizabeth, ambos decidieron consolidar su formación y se embarcaron en estudios de posgrado en la Universidad de Harvard. En esta institución, William obtuvo su doctorado en 1921 pero, lamentablemente, la exclusión de las mujeres por parte de la Universidad impidió que Elizabeth se hiciera con el título. A pesar de ello, no se rindió y, tras mucho trabajar, consiguió formar parte activa de muchas de las investigaciones que se realizaban en el laboratorio de psicofisiología.

Marston
CC

Los Marston mantuvieron una relación que destacaba en su época. Al poco de casarse, Elizabeth y William, sumaron a su matrimonio a Olive Byrne. Por su parte William, mantenía una relación sentimental con una tercra mujer, Marjorie Wilkes Huntley. En la imagen, tomada en 1917, William Marston (en el centro) con su esposa Elizabeth (a la derecha), Olive (de pie), sus cuatro hijos y Marjorie Wilkes Huntley (izquierda).

No obstante, no fue suficiente para ella. Ambiciosa de completar su formación, decidió matricularse en derecho en la Universidad de Boston, en donde se graduó en 1918. Y esta decisión no fue más que un acierto: sus nuevos conocimientos le permitieron vincular la psicología con la aplicación legal, un campo que comenzaba a desarrollarse en la criminología moderna.

EL PRIMER POLÍGRAFO DE LA HISTORIA

Así, prácticamente pionera en su área, Elizabeth comenzó a trabajar duro en la rama de psicología aplicada, en la cual consiguió aportar uno de los hallazgos más importantes de la historia de la disciplina. Mientras trabajaba en la relación entre estados emocionales y cambios fisiológicos, Elizabeth y su marido se dieron cuenta de que, las emociones, en partículas el estrés asociado al engaño, provocaban un aumento reconocible y medible en la presión arterial.

Concretamente, el trabajo de los Marston se basó en estudios previos realizados por William James y Carl Lange, quienes había hecho hipótesis importantes sobre la relación entre el sistema nervioso autónomo y la respuesta emocional. Sobre esta base, Elizabeth y William aplicaron la teoría a la creación de un método experimental en el que se inducía a los sujetos a mentir o decir la verdad mientras se registraban las respuestas fisiológicas.

Marston
CC

Elizabeth y William Marston haciendo una prueba de la efectividad de su método de detección de engaño por medio de medidas en la presión arterial.

¿El resultado? El desarrollo de una prueba de presión arterial sistólica, precursora de lo que hoy en día conocemos como polígrafo. Su método permitía evaluar el engaño con una mayor fiabilidad que todas las pruebas subjetivas basadas en simples comportamientos y empleadas en los interrogatorios policiales de la época. No obstante, a pesar de la importancia de Elizabeth en este proyecto, su nombre no cobró tanta importancia como el de su marido, ya que fue él quien patentó y promovió el dispositivo durante la década de 1920.

DE LA PSICOLOGÍA A WONDER WOMAN

Más allá del hito del polígrafo, Elizabeth también trabajó en la aplicación de la psicología a muchos otros ámbitos, desde la educación hasta la publicidad. Concretamente, profundizó en el estudio de la persuasión y de cómo las emociones pueden afectar a la toma de decisiones. De hecho, muchos de sus análisis fueron clave a la hora de desarrollar las teorías modernas sobre el comportamiento humano. También en medicina, el hecho de haber encontrado una relación entre la presión arterial y emociones como el engaño y nerviosismo fue un auténtico hito, pues permitió a los médicos enfocar desde nuevas perspectivas trastornos como la ansiedad o el estrés.

Sin embargo, su impacto no se limitó a lo académico. En lo personal, su matrimonio con William Marston terminó por convertirse en una relación poliamorosa que también incluyó a Olive Byrne, un exestudiante de William que, además de formar parte de su vida íntima, influyó en la creación de Wonder Woman, el icono feminista que el propio William desarrolló en la década de 1940.

¿Cómo ocurrió esto? En la década de 1941, William Marston fue contratado por DC Comics como consultor, e inmediatamente, propuso la creación de un superhéroe que encarnara valores como la verdad, la justicia y el empoderamiento femenino. Así nació Wonder Woman, y Elizabeth fue una de las inspiraciones principales para el personaje: su intelecto, su formación y su lucha por la igualdad influyeron en la personalidad de la superheroína, así como el icónico “Lazo de la Verdad”, que no es más que una referencia directa a su trabajo sobre el polígrafo y la detección del engaño.

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