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¿Es el ADN el futuro del almacenaje de datos?

Estudios recientes han demostrado que un solo gramo de ADN puede almacenar hasta 215 petabytes de datos (más de 200 millones de gigabytes): toda la información del mundo en el tamaño de una caja de zapatos.

Actualizado a

Estructura ADN
Shutterstock

El ADN permitiría almacenar millones y millones de datos en espacios ínfimos, sin peligro de que el paso del tiempo los deteriore.

¿Dónde guardas la mayor parte de tu información? Quizás seas una de esas personas que prefieren tener todo en físico: organizado en cajas, álbumes, carpetas y archivadores. No obstante, probablemente, parte de esa información la tengas también en digital, guardada en discos duros, en la “nube” o en tarjetas de memoria. Lamentablemente, tenemos que darte una mala noticia; los discos duros ocupan espacio, se desgastan y, tarde o temprano, dejan de funcionar.

Sin embargo, los últimos estudios parecen afirmar que podría haber una solución a ello que permitiría almacenar millones y millones de datos en espacios ínfimos, sin peligro de que el paso del tiempo los deteriore. Estamos hablando del almacenaje de datos en ADN. Y sí, parece una verdadera locura: ¿Cómo es posible que usemos el material biológico que almacena la información de la vida para almacenar fotos y archivos? Lo más sorprendente es la eficiencia: El ADN permitiría almacenar todo el conocimiento del mundo en un espacio diminuto, sin servidores ni estructuras energéticas. Te contamos cómo.

LA MEMORIA MÁS EFICIENTE DEL PLANETA

Como seguramente ya sepas, la informática tradicional es bastante sencilla de entender. Simplemente, la información se guarda en conjuntos de ceros y unos. Es decir, todo lo que ves en tu teléfono o en tu ordenador, ya sea una foto, un vídeo, un archivo o un simple texto es, en el fondo, una combinaci��n infinita de esos dos números: si los asociamos de una manera tenemos una letra; si los asociamos de otra, otra letra; si los combinamos diferente, un número… Y así sucesivamente hasta dar forma a toda la información que almacenamos.

El ADN, en cambio, utiliza cuatro “letras” químicas: la adenina (A) la timina (T), la citosina (C) y la guanina (G). ¿Cómo lo hace? Pues bien, estas bases se combinan en parejas, de forma que pueden almacenar información de forma mucho más densa y estable que cualquier otro sistema inventado por el ser humano. Es decir, en lugar de bits de 0 y 1, los datos pueden guardarse en secuencias de bases nitrogenadas.

Esto permite que el ADN sea un método increíble de almacenamiento, con una longevidad que supera cualquier disco duro. Ya no existirían problemas con el paso del tiempo o el deterioro: bajo las condiciones adecuadas, la información que reside en el ADN puede durar miles de años sin degradarse.

adn
Enzo di Fabrizio

Primera imagen tomada del ADN con un microscopio electrónico.

UN JUEGO DE CUATRO BASES

Así, para transformar los datos digitales en ADN, primero hay que traducir la información a un código basado en esas cuatro bases nitrogenadas. A través de un código, se convertirían los ceros y los unos en combinaciones de A, T, G, C para, posteriormente, sintetizar físicamente esa secuencia en un laboratorio, fabricando cadenas reales de ADN sintético. Y, si te estás preguntando qué aspecto tendrían, es sencillo: serían invisibles al ojo humano, pero contendrían la información como si se tratase de memorias USB diminutas.

De esta forma, cuando se precisase recuperar los datos, tan solo habría que leer el ADN utilizando una tecnología de secuenciación genética. Se traduciría, concretamente, al lenguaje binario y, en cuestión de horas, se obtendría la información original. La desventaja salta a la vista: es un proceso más lento y costoso que el de lectura de un simple disco duro tradicional. Ahora bien, la ventaja también es clara: la densidad y la durabilidad del ADN lo convierten en una solución a largo plazo para todos aquellos almacenajes de información crítica.

ADN
iStock

El ADN está formado por cuatro bases químicas (A, T, C y G) que se combinan en miles de millones de secuencias distintas.

LOS PROS Y LOS CONTRAS

De esta forma, las ventajas del almacenamiento de ADN se vuelven incontables. Para que puedas tener una perspectiva de qué números estamos hablando: un solo gramo de ADN tiene la capacidad de almacenar hasta 215 petabytes de datos, lo cual equivale a más de 200 millones de gigabytes. Es decir, podríamos guardar prácticamente toda la información digital del mundo en el tamaño de una caja de zapatos.

Además, como ya adelantamos, su durabilidad es increíble. Mientras que los discos duros o las memorias digitales precisan unos cuidados y un mantenimiento constante para garantizar su correcto funcionamiento, el ADN puede llegar a preservar los datos durante miles de años sin llegar a perder la información o la capacidad y calidad de almacenaje.

No obstante, no todo es un camino de rosas, y la tecnología todavía se enfrenta a grandes desafíos. Y, como en todo, uno de ellos es el costo. Actualmente, sintetizar ADN requiere unos gastos enormes y el uso de una tecnología muy especializada. Además, la velocidad de lectura y escritura es mucho menor que la de los discos duros y las memorias flash, lo que reduce la eficiencia del proceso.

Memoria RAM
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Un gramo de ADN puede almacenar hasta 215 PB de datos (más de 200 M de GB).

UN FUTURO DE ALMACENAMIENTOS BIOLÓGICOS

Sin embargo, el gran potencial que presenta el ADN es una gran motivación, y los científicos están trabajando en soluciones que puedan convertir este proceso en uno más rápido y barato aunque, eso sí, aún faltan años para que esta tecnología pueda ser accesible. Algunos expertos hablan de que, en algunas décadas, podría ser posible tener bibliotecas enteras guardadas en pequeños frascos de ADN o, incluso, integrar esta tecnología en dispositivos electrónicos comunes para aumentar su capacidad de almacenamiento.

Al final, en un mundo donde la cantidad de datos aumenta sin control, encontrar nuevas formas de almacenarlos se vuelve algo fundamental. Y, ¿por qué no buscar esas respuestas en la propia naturaleza? Quizás, en cientos de años, en lugar de comprar un disco duro, compremos un pequeño tubo de ADN con toda nuestra información dentro. Sea cual sea la respuesta, no cabe duda de que el almacenamiento digital, al menos tal y como lo conocemos ahora, podría estar a punto de cambiar para siempre.

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