Este adorable marsupial australiano (Phascolarctos cinereus) de hábitos solitarios pasa la mayor parte del tiempo en las copas de ciertas especies de eucalipto, zampando casi medio kilo de hojas cada día. «Su dieta, además de tóxica, es muy pobre en nutrientes, por lo que casi siempre está inactivo y dedica hasta 20 horas diarias a dormir», explica Carmen Martínez, investigadora del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) de Madrid, donde se conservan dos ejemplares naturalizados que fueron obtenidos hace más de un siglo.
Cuando más activos están es en la época de la reproducción. ¿Sabían que, como otros marsupiales, las koalas tienen tres vaginas? Mientras que por los dos conductos laterales el esperma llega al útero, la vagina central es el canal del parto por el cual nacerá la diminuta cría de apenas un gramo de peso. Lo hará tras poco más de un mes de gestación, y entonces escalará hasta la bolsa marsupial.
También los machos tienen sus originalidades, como un pene bífido adaptado al cuerpo femenino. Ellos, muy peleones durante la época de celo, atraen a las hembras con llamadas roncas y profundas que hace que estas recorran largas distancias hasta localizarlos en lo alto de un eucalipto. Otra curiosidad: las koalas ovulan después de aparearse. Es el semen eyaculado el que induce la producción del óvulo.
Tras el trajín reproductor, la calma regresará a la vida de los koalas, en el dosel de un bosque cada vez más fragmentado.
Este artículo se publicó en el número de mayo de National Geographic.