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Cómo se entrenan los perros de rescate y por qué no hay suficientes para catástrofes como la DANA

Los perros de rescate juegan un papel fundamental para localizar víctimas y supervivientes de catástrofes, pero no todos tienen el mismo papel ni sirven para todas las labores.

Abel G.M.
Abel G.M.

Periodista especializado en historia, paleontología y mascotas

Actualizado a

Perros DANA (Escuela Española de Salvamento y Detección con Perros)
Escuela Española de Salvamento y Detección con Perros

La devastación provocada en la Comunidad Valenciana por el paso de la DANA ha enfrentado a los equipos de rescate, tanto oficiales como voluntarios, con una labor titánica: la de encontrar a las personas desaparecidas en la catástrofe que, a día de hoy, no se sabe todavía cuántas pueden ser.

Localizar personas desaparecidas en un escenario dominado por los escombros y el fango es muy complicado, y por ello los equipos de rescate se sirven de una valiosa ayuda: la de los perros de rescate. Con su olfato pueden detectar el rastro humano donde la vista de las personas no llega: esto permite saber en qué lugares de entre los escombros hay personas y focalizar las tareas de los equipos en esos lugares.

Sin embargo, la gente que no está familiarizada con este tipo de perros de trabajo a menudo desconoce que no todos los canes son adecuados ya que, como en los equipos de rescate humanos, también los animales se entrenan para tareas específicas: un perro entrenado para rastrear personas vivas no vale para buscar víctimas mortales y viceversa, y tampoco uno entrenado para buscar personas bajo los escombros sirve para buscarlas bajo el agua.

Luis Ángel Caracena, responsable de la Unidad Canina de Búsqueda y Rescate de Castellón, expuso en declaraciones a El Periódico Mediterráneo un problema importante al que se enfrentan: en España hay relativamente pocos perros especializados en la búsqueda de víctimas de inundaciones y solo unos pocos cuerpos disponen de ellos, ya que la mayoría se entrenan para la búsqueda de personas desaparecidas en espacios abiertos.

Cómo se selecciona un perro de búsqueda y rescate

A la hora de seleccionar un perro para entrenarlo en tareas de búsqueda y rescate, se tienen en cuenta tres variables: el olfato, la agilidad y el tamaño. Generalmente se busca un equilibrio entre estos tres factores, aunque según el trabajo concreto se puede priorizar uno de ellos: para el rastreo se suele priorizar el olfato, mientras que para el rescate se buscan perros más ágiles que puedan moverse mejor entre escombros.

Los perros cobradores y pastores suelen ofrecer una buena combinación de estas cualidades y, además, tienen una buena predisposición a aprender. En su mayoría son animales de talla mediana, ya que si fuesen demasiado pequeños tendrían dificultades para moverse entre escombros, y si fueran demasiado grandes podrían provocar más derrumbes debido a su peso.

Aunque cualquier perro que cumpla los requisitos puede dedicarse a este trabajo, ciertas razas, por sus características físicas o de comportamiento, se especializan en tareas muy concretas. Por ejemplo, el San Bernardo es un especialista de rescates en la nieve, ya que su denso pelaje lo aísla del frío y la nieve no le supone un problema para moverse. Los Terranova, labradores y golden retrievers son los más usados en tareas de búsqueda y rescate en el agua, por su buena predisposición a nadar y su capacidad de arrastrar un cuerpo mientras lo hacen. En cambio, las unidades de búsqueda en tierra suelen emplear a pastores alemanes o belgas, así como a cruces de perro pastor en general, por su excelente olfato.

También es muy importante que sean perros muy obedientes, focalizados y con un carácter equilibrado, ya que deben ser capaces de trabajar sin distraerse ni asustarse en condiciones que pueden ser caóticas y con muchos estímulos que entorpezcan sus sentidos, como el humo y el ruido. Por ello es preferible entrenar a estos perros desde pequeños, ya que cuando son cachorros es cuando mejor aprenden.

El entrenamiento de los perros de búsqueda y rescate

Después de un período de socialización y otro de aprendizaje de instrucciones básicas, empieza el entrenamiento propiamente dicho, que suele durar entre dos y tres años. En España hay escuelas privadas que crían y adiestran a estos perros, pero la mayoría son entrenados por la Unidad Militar de Emergencias (UME) y la Escuela Española de Salvamento y Detección con Perros (EESD).

Aunque a menudo se usen indistintamente los términos de perro de búsqueda y de rescate, en realidad sus labores son distintas. Los de búsqueda son entrenados para detectar el rastro de personas desaparecidas y guiar a los equipos hasta ellas, mientras que los de rescate se entrenan para encontrar y si es necesario ayudar a víctimas atrapadas o sepultadas en desastres o accidentes. En ambos casos, cuando ha encontrado lo que buscaba, el perro “marca” el lugar ladrando para avisar a su guía humano, pero hay una diferencia crucial.

Perro de rescate (iStock, Lineas 1703)
iStock, Lineas 1703

Los perros de búsqueda suelen empezar a trabajar cuando tienen alrededor de 3 años y se jubilan cuando se acercan a los 10. Los de rescate suelen retirarse más jóvenes debido al mayor desgaste físico de su trabajo.

Un perro de búsqueda es un rastreador entrenado para captar el olor humano en espacios abiertos y dirigirse hacia él; mientras que uno de rescate es un detector de presencia humana que trabaja en espacios confinados buscando concentraciones de ese olor en un punto concreto. Los segundos son los que trabajan en catástrofes como la DANA y su cometido principal es agilizar el trabajo de los equipos de rescate: básicamente, les dicen en qué lugares hay personas – vivas o no – para que sepan dónde buscar.

La distinción no termina allí, ya que los perros entrenados para buscar supervivientes no son tan buenos detectando cadáveres y viceversa. Esto se debe a que los primeros realizan su búsqueda captando las partículas de piel humana que se desprenden constantemente de nuestro cuerpo, mientras que los segundos se guían por el olor de la carne en descomposición.

El problema de los perros de rescate en el caso de la DANA

El principal problema de las unidades caninas a la hora de trabajar en los lugares afectados por la DANA es que en España hay muchos más perros de búsqueda que de rescate y, entre estos últimos, hay todavía menos que hayan sido entrenados para trabajar en condiciones ambientales como las que ha dejado el fenómeno.

Los perros de búsqueda son ampliamente utilizados en zonas rurales y montañosas del país, ya que hay numerosos casos de personas desaparecidas en áreas naturales, principalmente excursionistas. En cambio, hay menos perros de rescate, porque catástrofes ambientales como esta no son tan frecuentes en España - recordemos que el período de servicio de estos perros es de entre 5 y 7 años - y su trabajo generalmente se concentra en derrumbes accidentales de edificios. También por ese motivo, la mayoría se entrenan para buscar supervivientes, no víctimas mortales.

Y aquí está el doble problema en el caso de la DANA, ya que la mayoría de perros que se han desplegado han sido entrenados para la búsqueda de personas vivas en lugares abiertos o derrumbados. El primer problema es que en este caso están trabajando en lugares inundados, como aparcamientos subterráneos, o embarrados; y el segundo es que, precisamente, la búsqueda de víctimas mortales es la tarea para la que necesitarían más apoyo de perros especializados, ya que es más difícil que los equipos humanos la realicen solos: los cuerpos pueden estar sumergidos o sepultados por el barro y no se encuentran a simple vista.

Búsqueda en garajes de Catarroja con la ayuda de perros de la Unidad Canina de Rescate de Castellón (Diputación de Castellón)
Diputación de Castellón

Búsqueda en garajes de Catarroja con la ayuda de perros de la Unidad Canina de Rescate de Castellón.

Luis Ángel Caracena explica que, en este contexto, la labor que realizan los perros es principalmente de apoyo. “Los perros son la ayuda donde no llego con la vista. Nos ha pasado con vehículos donde no tienes a romper ventanillas porque hay una montaña de coches y el perro te lo marca. O en garajes de dos plantas, por ejemplo, cuando podíamos vaciar lo suficiente para poder entrar con un bote, primero se revisaba visualmente por si había víctimas a la vista pero luego metíamos el perro para que nos diera información. Porque hay tantos subterráneos que revisar, que hay que priorizar y el perro marca cuáles”.

“En estos momentos desgraciadamente hacen falta más perros que marcan cadáveres y no hay muchos en España entrenados para ello”, lamenta Caracena, precisando que los principales cuerpos que disponen de perros formados específicamente para esta labor son la UME, la Policía Nacional en Madrid y los Mossos d’Esquadra en Cataluña. “En Castellón tenemos una de las pocas unidades con este tipo de canes e incluso una, la Rubia, adiestrada para marcar cadáveres sumergidos”. También la EESD se ha desplazado con sus perros para ayudar en las labores de rescate.

En el exterior, el problema principal es la gran cantidad de fango que arrastró el temporal. “Si hay una persona en la superficie la veo, pero si está enterrada en el lodo sí me hace falta el olfato del perro. Si el cuerpo está muy enterrado es más complicado porque impide la salida de olores, o hay que esperar más tiempo y es un trabajo complejo. Muchas víctimas estarán bajo el lodo y va a ser complicado encontrar a todo el mundo. Y en el mar también. Los que están en la ciudad se localizarán pero en campo abierto va a ser difícil”, afirma.

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