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Byung-Chul Han, el filósofo que advierte sobre las democracias que se tambalean ante la emotividad digital

El pensador coreano-alemán, Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades 2025, disecciona, sin adornos ni concesiones, los malestares invisibles de nuestro tiempo.

Sergio Parra
Sergio Parra

Periodista especializado en temas de ciencia, naturaleza, tecnología y salud

Actualizado a

Byung-Chul Han

Byung-Chul Han

En una época en la que el ruido informativo y la emocionalidad digital eclipsan la razón, la voz serena pero demoledora de Byung-Chul Han se alza como una de las más lúcidas y necesarias del pensamiento contemporáneo. 

El filósofo surcoreano afincado en Berlín ha sido reconocido con el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades 2025, convirtiéndose en el primer galardonado de esta edición. Su candidatura ha sido una declaración de respeto a una trayectoria filosófica que disecciona, sin adornos ni concesiones, los malestares invisibles de nuestro tiempo.

Con una formación ecléctica que abarca desde la Teología hasta la Literatura Alemana y, por supuesto, la Filosofía —campo en el que se doctoró con una tesis sobre Heidegger—, Han ha tejido un pensamiento tan riguroso como poético. 

Su obra se ha convertido en faro para quienes buscan comprender las fuerzas que, desde la tecnología y el mercado, colonizan el alma contemporánea. Obras como La sociedad del cansancio o La sociedad de la transparencia han resonado con fuerza en todo el mundo, transformando sus ensayos en auténticos manifiestos generacionales.

Su pensamiento radiografía la vida bajo el mandato del rendimiento, donde la autoexplotación ha sustituido a la disciplina impuesta. La libertad se convierte en una trampa y el sujeto, entregado a su propio éxito, acaba extenuado. En palabras del propio Han: “Hoy el sujeto de rendimiento se explota a sí mismo creyendo que se está realizando”. 

La positividad sin freno, el narcisismo como norma y la necesidad de exponer cada acto bajo el foco de la visibilidad perpetua, son —según él— formas actuales de dominación más sutiles, pero no menos dañinas.

Infocracia

En este contexto, Infocracia (2022) se erige como una de sus aportaciones más recientes y perturbadoras. En ella, Han advierte del desbordamiento de información y del modo en que los datos reemplazan el discurso público racional. "Nos dejamos afectar demasiado por informaciones que se suceden rápidamente. Los afectos son más rápidos que la racionalidad", afirma, describiendo una era donde la viralidad sustituye al juicio y donde las democracias se tambalean ante la emotividad digital. 

Su visión entronca, así, con los problemas actuales que enfrentan las democracias liberales, erosionadas por un flujo constante de estímulos que impiden la deliberación profunda.

El día que se convirtió en celebridad

Su influencia en España se remonta a 2012, cuando La sociedad del cansancio fue publicado en nuestro idioma. Aquel pequeño ensayo, apenas 100 páginas, se convirtió en un fenómeno editorial al denunciar cómo la sociedad neoliberal, bajo la apariencia de libertad, conducía a sus al colapso emocional. 

A partir de ahí, su pensamiento se fue expandiendo, cruzando las fronteras académicas y llegando a los espacios de debate político, social y cultural.

Las bases del Premio Princesa de Asturias han subrayado “la labor de cultivo y perfeccionamiento de las disciplinas humanísticas y de lo relacionado con los medios de comunicación social en todas sus expresiones”. 

Pocos autores encajan mejor en esa definición que Byung-Chul Han, que ha sabido entrelazar las tradiciones filosóficas orientales con el pensamiento occidental para alumbrar una crítica que no rehúye el dolor del presente, sino que lo ilumina.

El reconocimiento de este autor no solo celebra su obra escrita, sino que también revaloriza la necesidad urgente de una pausa, de una mirada reflexiva en medio del vértigo. Su mensaje no se reduce a una denuncia, sino que también propone una ética del silencio, de la contemplación, de la negatividad como forma de resistencia frente a la saturación de estímulos y la vigilancia permanente. 

En su defensa de la opacidad, de lo no dicho y de lo no visible, Han nos invita a reconectar con lo humano, lo vulnerable y lo verdaderamente libre.

 

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