El papa Francisco no planea dejar el cargo de máximo jefe de la Iglesia católica. Al menos no por ahora. Eso es lo que sugieren las últimas señales desde el Vaticano, mientras el pontífice de 88 años continúa hospitalizado en Roma por una doble neumonía.
La Oficina de Prensa del Vaticano informó el miércoles 19 que Francisco ha mostrado signos de mejoría en su función respiratoria, lo que ha permitido la suspensión de la ventilación mecánica no invasiva.
Sin embargo, aunque las infecciones pulmonares que padece se encuentran bajo control, aún no han sido completamente erradicadas, lo que mantiene en alerta a su equipo médico.
Los planes del papa
Francisco acaba de aprobar un nuevo proceso de tres años para considerar reformas de la Iglesia católica, dijo el Vaticano el pasado fin de semana, en una señal de que el pontífice pretende continuar a pesar de la enfermedad.
Lo que ha hecho específicamente el papa es ampliar el trabajo del Sínodo de los Obispos, una iniciativa central de su papado de 12 años, que ha discutido reformas como la posibilidad de que las mujeres sirvan como diáconos católicos y una mejor inclusión de las personas LGBTQ en la Iglesia.
Apenas en octubre pasado, el Sínodo celebró en el Vaticano una cumbre de obispos sobre el futuro de la Iglesia que no dio ningún resultado definitivo, por lo que ahora celebrará consultas con católicos de todo el mundo durante los próximos tres años, antes de organizar una nueva reunión en 2028.
Todo este nuevo proceso fue aprobado el martes por el papa desde el hospital Gemelli de Roma, donde se encuentra internado, aunque la información la dio a conocer el Vaticano este sábado.
"El Santo Padre (...) está ayudando a impulsar la renovación de la Iglesia hacia un nuevo impulso misionero", dijo a periodistas del Vaticano el cardenal Mario Grech, responsable eclesiástico del proceso de reforma, citado por la agencia Reuters. "Esta es verdaderamente una señal de esperanza".
La sombra de una renuncia
El papa lleva más de un mes hospitalizado, desde el pasado 14 de febrero, y esta larga ausencia alienta las especulaciones de que podría renunciar al pontificado, como lo hiciera su predecesor, Benedicto XVI.
El propio pontífice ha hablado en varias ocasiones sobre la posibilidad de renunciar, convencido de que un papa debe contar con la fortaleza necesaria para gobernar.
Sin embargo, voces cercanas al papa insisten en que no planea dimitir, y la aprobación de un nuevo proceso de tres años indicaría que quiere continuar, a pesar de su edad y de la posibilidad de que se enfrente a una larga y difícil recuperación de la neumonía.
Pero, ¿qué pasaría si renunciara">