La Agencia Reguladora de Medicamentos y Productos Sanitarios del Reino Unido (MHRA, por sus siglas en inglés) ha emitido una advertencia: las mujeres que usan fármacos inyectables para adelgazar —como Ozempic, Wegovy o Mounjaro— deben adoptar anticonceptivos eficaces si no desean enfrentarse a embarazos no planeados.
Porque lo que comenzó como una opción médica para combatir la obesidad o la diabetes tipo 2 se ha convertido, también, en un posible catalizador de la fertilidad.
Según datos oficiales, se han registrado más de 40 embarazos en mujeres que estaban recibiendo alguno de estos medicamentos, lo que ha encendido todas las alarmas. El motivo de preocupación no es solo el aumento de la fertilidad inducido por la pérdida de peso, sino también la incertidumbre sobre los efectos de estos compuestos en el desarrollo fetal.
La sanidad británica ite que no existen estudios concluyentes que determinen con claridad si estas sustancias son seguras durante la gestación.
La MHRA ha precisado que por "anticonceptivos efectivos" no solo se refiere a métodos orales como la píldora, sino también a opciones no orales como el DIU, los implantes subdérmicos o el preservativo. Especialmente con Mounjaro, se ha detectado un fenómeno preocupante: podría reducir la eficacia de la píldora anticonceptiva, sobre todo en mujeres con sobrepeso.
Se recomienda, por tanto, reforzar la prevención usando métodos no orales al menos durante las primeras cuatro semanas de tratamiento y tras cada incremento de dosis. De los más de 40 embarazos notificados, 26 correspondían a mujeres que usaban este fármaco.
El caso de Wegovy y Ozempic también ha sido motivo de seguimiento. Ocho embarazos involucran a usuarias de estos medicamentos, mientras que otros nueve están vinculados a pacientes que recibían Saxenda. Y aunque los expertos aún no comprenden del todo por qué estos tratamientos interfieren con los anticonceptivos orales, se apunta a causas como vómitos, diarrea y un vaciamiento gástrico más lento, efectos secundarios habituales de estos fármacos.
Evidencia científica
Pese al ruido mediático, la comunidad científica no ha llegado a un consenso. En la experiencia clínica, los casos de embarazos bajo tratamiento con GLP-1 son raros. "En mi práctica clínica y entre mis colegas, apenas nos encontramos con este tipo de situaciones", señala Nanette Santoro, catedrática de obstetricia, ginecología y endocrinología reproductiva en la Facultad de Medicina de la Universidad de Colorado.
Sin embargo, eso no ha impedido que la etiqueta #ozempicbabies cobre protagonismo en redes, empujando a las autoridades a intervenir.
En respuesta, la MHRA ha endurecido sus recomendaciones: las mujeres en edad fértil deben evitar estos medicamentos durante el embarazo, la lactancia y si están intentando concebir. Además, deben esperar dos meses tras interrumpir el uso de Ozempic o Wegovy, y un mes en el caso de Mounjaro, antes de buscar un embarazo. Esta orientación ya figuraba en los prospectos, pero el regulador ha considerado necesario reforzar el mensaje ante la creciente popularidad de las llamadas skinny jabs y el riesgo de un uso irresponsable.
Falla estructural
Más allá del riesgo biológico, la advertencia de la MHRA revela una falla estructural: el deficiente a métodos anticonceptivos en el sistema de salud pública. Según BPAS (British Pregnancy Advisory Service), muchas mujeres enfrentan listas de espera interminables, falta de citas y costes elevados para acceder a la anticoncepción que desean. En este contexto, el uso generalizado de medicamentos que pueden alterar la fertilidad exige un abordaje más riguroso y personalizado.
El advertencia de la sanidad británica no es alarmista, sino preventivo. A falta de estudios concluyentes sobre los efectos de los agonistas del receptor GLP-1 en el embarazo humano —aunque en animales se han observado posibles daños—, la prudencia se impone como el único camino responsable.