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El tardígrado, el animal "casi inmortal" que podría sobrevivir en el espacio

Aunque los tardígrados no tienen cerebros avanzados ni un sistema nervioso complejo, son capaces de sobrevivir a condiciones tan extremas como las del espacio.

Actualizado a

tardigrado
Shutterstock

Los tardígrados son animales microscópicos que miden menos de un milímetro de longitud.

Si te piden que imagines un lugar con las condiciones de vida extremas, en el que puedas asegurar con un cien por cien de seguridad que ninguna especie podría sobrevivir, es posible que uno de los entornos que se te vengan a la mente es el espacio. No hay oxígeno, la radiación es intensa y las temperaturas fluctúan entre el frío extremo y el calor insoportable. No obstante, te sorprenderá saber que tu suposición habría sido falsa: existe un ser vivo que, no solo sobreviviría, sino que permanecería intacto.

Se trata de una criatura minúscula, invisible a simple vista que, aunque responde al nombre de tardígrado, en muchas situaciones es conocido como “oso de agua”. Y lo más importante es que no solo resiste a las duras condiciones del espacio, sino que también a la deshidratación extrema, la congelación y hasta la radiación mortal. ¿Cómo lo hace? La clave está en un superpoder: la criptobiosis.

EL PEQUEÑO GIGANTE RESISTENTE

Los tardígrados son microorganismos de apenas medio milímetro de longitud, con un cuerpo regordete y unas patas rechonchas que le aportan un aspecto bastante simpático. No obstante, aunque su tamaño es diminuto, su capacidad de resistencia es asombrosa: aunque su vida diaria ocurre en los musgos, líquenes y suelos húmedos, donde llevan una rutina relativamente normal, su verdadera habilidad se revela cuando las condiciones se vuelven extremas. Son prácticamente indestructibles, y aunque suene a ficción, han sido enviados al espacio… y han sobrevivido sin problemas.

Cuando el entorno se vuelve completamente inhóspito, los tardígrados activan su mecanismo de defensa más increíble: la criptobiosis. En este estado, deshidratan su cuerpo casi por completo, perdiendo hasta el 97% de su agua. Se encogen, retraen sus patas y reducen su metabolismo a un nivel casi inexistente, en el que apenas hay actividad celular. Y lo más increíble: pueden permanecer así durante décadas, sin alimentarse ni hidratarse, hasta que las condiciones vuelven a ser favorables.

¿Cómo vuelven a su estado normal? Pues, simplemente “reviven” como si nada hubiera ocurrido, retomando su actividad sin sufrir ningún tipo de problema o complicación. Este proceso les permite así resistir a temperaturas que van desde los -273 ºC (cercano al cero absoluto) hasta más de 150ºC, presiones extremas y radiaciones letales para la mayoría de los organismos. 

Tardígrado
Foto: Cordon Press / Alex Hyde

Imagen microscópica de un tardígrado.

LA CIENCIA DE LA INMORTALIDAD

No obstante, para entender cómo los tardígrados son capaces de lograr esa hazaña, los científicos han tenido que detenerse a estudiar sus células y su ADN con detalle. Se ha descubierto que producen proteínas especiales que protegen sus órganos y sus estructuras vitales cuando entrar en criptobiosis. Estas proteínas, conocidas como TDP, forman una especie de escudo molecular que evita que sus células sufran daños irreversibles. Además, algunos de sus genes tienen la capacidad de reparar el ADN dañado, lo que les permite resistir la radiación. De hecho, hay estudios que parecen demostrar que los tardígrados tienen genes únicos que no se encuentran en otros animales y que parecen especialmente diseñados para la resistencia extrema.

Y, más allá de la emoción que despertó realizar esos descubrimientos, también ha abierto las puertas a aplicaciones realmente fascinantes. ¿Te imaginas que pudiéramos aplicar estos mecanismos a la medicina para preservar órganos destinados a trasplantes o desarrollar fármacos que protejan nuestras células en condiciones extremas? Incluso, se ha propuesto que el estudio de los tardígrados podría ayudar a la exploración espacial, permitiendo a los humanos resistir mejor los efectos de los largos viajes espaciales.

Rosa de Jericó
Anfrix

La planta Anastatica hierochuntica (Rosa de Jericó) también sufre un proceso de criptobiosis. En la imagen, un ejemplar de la planta en estado de criptobiosis frente a otro en estado normal.

UN MODELO PARA LA VIDA EXTRATERRESTRE

Así, los tardígrados se han convertido en una prueba viviente de que la vida puede llegar a adaptarse a condiciones impensables. Por ello, esto ha despertado una pregunta sobre los científicos: ¿podría haber vida en otros planetas con ambientes extremos como Marte o las lunas heladas de Júpiter? Si un organismo terrestre puede sobrevivir en el espacio, ¿qué nos dice sobre la posibilidad de vida fuera de la Tierra? La astrobiología, la rama de la ciencia que estudia la posibilidad de vida extraterrestre, ha encontrado en los tardígrados un ejemplo perfecto de cómo la vida podría florecer en mundos completamente distintos.

Con el objetivo de responder a esta pregunta, los científicos han realizado experimentos en los que se ha enviado tardígrados al espacio sin protección y han sobrevivido a la radiación cósmica y la falta de oxígeno. ¿Qué significa esto? Sugiere que formas de vida similares podrían existir en otros lugares del universo, esperando a ser descubiertas. Quien sabe, quizás, en un futuro, los tardígrados nos ayuden a comprender mejor los límites de la biología y la posibilidad de colonizar otros planetas.

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