Imagínate ser carpintero y no tener a madera. O dedicarte a la enseñanza y que te prohíban utilizar libros, folios y bolígrafos. Pues bien, en una situación parecida se encontró la astrónoma Margaret Harwood cuando, en 1916, el director del Observatorio Monte Wilson, institución en la que se hallaba durante una estancia, le negó el uso de cualquiera de los telescopios disponibles en el centro, debido a una estricta política de no-mujeres.
Con prohibiciones de este calibre, difícil hacerse un hueco como profesional y explotar tu potencial, ¿verdad? Pues bien, a pesar de todo ello, Margaret logró destacarse en la astronomía y, por más dificultades que encontró, dejó un legado que continúa inspirando a nuevas generaciones de científicas.
LA LLAMADA DE LAS ESTRELLAS
Desde bien pequeña, Margaret Harwood mostró una curiosidad natural por el mundo que la rodeaba. Nacida en una familia de diez hijos en un pequeño pueblo de Massachusetts, Littleton, su padre, Herbert J. Harwood, era profesor y un reconocido historiador local. Este ambiente cultural, junto con el hecho de crecer en una casa llena de libros, personas de diferente ideología y debates intelectuales, contribuyó a forjar el carácter inquisitivo de Margaret. Aunque en su época no se esperaba que las mujeres siguieran carreras científicas, el apoyo de su familia y su propio entusiasmo y motivación la llevaron a desafiar estas expectativas.
Así, en 1907, Harwood se graduó del Radcliffe College, una institución que entonces funcionaba como una división femenina de Harvard. Allí, obtuvo una licenciatura en astronomía, siendo miembro de la prestigiosa sociedad académica Phi Beta Kappa. Durante estos años, desarrolló una profunda pasión por el estudio de los astros, influenciada en parte por sus profesores y la estimulante comunidad científica de Harvard. Sin embargo, Margaret no se conformó con su formación en Radcliffe; poco después, se trasladó a la Universidad de California en Berkeley, donde en 1916 obtuvo una maestría en astronomía y, posteriormente, a Oxford, en donde se convirtió en la primera mujer en obtener un doctorado en esta institución.
La joven astrónoma combinó sus estudios con el trabajo en el Observatorio de Harvard, donde comenzó a adquirir experiencia práctica en la observación y análisis de datos astronómicos. Durante este tiempo, también enseñó en varias escuelas del área de Boston, aunque cada vez se hacía más evidente que su vocación estaba en la ciencia más que en la docencia. En 1912, un año significativo para ella, obtuvo una beca para investigar en el Observatorio Maria Mitchell (MMO) en Nantucket, Massachusetts. Esta beca, creada en parte gracias a la influencia de Annie Jump Cannon, una astrónoma destacada en Harvard, marcó el inicio de su carrera como investigadora.
Harvard-Smithsonian Center for Astrophysics
Fotografía de las Computadoras de Harvard. Margaret Harwood aparece a la izquierda del todo en la fila de atrás.
JOVEN, PIONERA Y DIRECTORA
El año 1916 fue crucial en la vida de Margaret Harwood. Con solo 31 años, fue nombrada directora del Observatorio Maria Mitchell (MMO), convirtiéndose en una de las primeras mujeres en la historia en ocupar tal posición. Durante su tiempo como directora del MMO, Harwood se especializó en la fotometría, una técnica que mide las variaciones en el brillo de las estrellas y asteroides. Este enfoque la llevó a trabajar en el estudio del asteroide 433 Eros, un pequeño planeta descubierto en 1898, que llamó la atención de la comunidad científica por su órbita cercana a la Tierra. Harwood descubrió que el brillo de Eros variaba, probablemente debido a su rotación, una característica que, por aquel entonces, todavía no era conocida para los cuerpos celestes.
Sin embargo, no todo fue fácil para Margaret. Durante una estancia de la astrónoma en el Observatorio Monte Wilson, entonces uno de los centros de investigación más avanzados del mundo, se enfrentó a la discriminación de género. El director del observatorio mantenía una estricta política de "no mujeres" en el uso de los telescopios, lo que limitaba las oportunidades de las científicas que querían dedicarse a su vocación astronómica. A pesar de ello, un amigo cercano de Harwood que dirigió temporalmente el observatorio le permitió posteriormente utilizar las instalaciones, dándole al telescopio de 60 pulgadas, el más grande del mundo en ese momento.
Smithsonian Institution
Margaret Harwood fotografiada en su etapa como director del Maria Mitchell Observatory.
No obstante, una de las ironías más destacadas de su carrera ocurrió en 1917 con el descubrimiento del asteroide 886 Washingtonia. Aunque Harwood había identificado este asteroide cuatro días antes que George Henry Peters, quien finalmente fue reconocido como el descubridor oficial, se le aconsejó que no reclamara el hallazgo. Según sus colegas, era inapropiado que una mujer se presentara como autora de tal descubrimiento.
UNA SEMILLA DE VOCACIONES FEMENINAS
A pesar de las barreras que enfrentó a lo largo de su carrera, Margaret Harwood no solo dejó un impacto duradero en la astronomía, sino que también se convirtió en una figura clave en la promoción de la ciencia entre las mujeres jóvenes. Durante sus años como directora del MMO, Harwood se dedicó a inspirar a la próxima generación de científicas. Organizó conferencias, eventos educativos y noches de observación, abriendo el observatorio al público y fomentando un ambiente inclusivo donde las mujeres podían explorar su interés por la astronomía.
Maria Mitchell Association
Margaret Harwood en su última noche como Directora del Observatorio Maria Mitchell, Nantucket, 1957 .
Bajo su dirección, el MMO se convirtió en un centro de formación para mujeres en astronomía, atrayendo a estudiantes y futuras astrónomas, como Margaret Walton Mayall, quien más tarde la sucedería en la dirección del observatorio. Harwood también mantuvo una activa correspondencia con astrónomos de todo el mundo y viajó extensamente por Europa y los Estados Unidos para participar en conferencias y colaborar en investigaciones. Su actividad no solo estaba limitada al ámbito científico, sino que también participó activamente en la comunidad de Nantucket, siendo miembro de la Comunidad Unitaria, trabajando como voluntaria en el Hospital Nantucket Cottage y en la Cruz Roja, y enseñando en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) durante la Segunda Guerra Mundial.
En 1960, más de 40 años después de que su descubrimiento del asteroide 886 Washingtonia fuera atribuido a otro, por fin Margaret obtuvo su ansiado reconocimiento: se le honró al nombrar un asteroide en su honor: 7040 Harwood. Aunque tardío, Harwood recibió el mérito encantada, alegando que el futuro de igualdad con el que tanto había soñado parecía estar llegando. Finalmente, falleció en 1979, dejando un legado profundo y un testimonio de la lucha por la igualdad de género en la ciencia.