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PERMA: El acrónimo para ser felices acuñado por Martin Selligman, el padre de la psicología positiva

En la actualidad, la psicología ha avanzado como ciencia y trata de comprender cómo el cerebro procesa los estímulos para traducirlos en bienestar emocional.

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Daniel Pellicer Roig

Biotecnólogo especializado en biomedicina y enfermedades raras

Actualizado a

Serotonina, la hormona de la felicidad
Istock

Martin Selligman es toda una institución en la psicología. En 1998 fue elegido presidente de la Asociación Americana de Psicología. Durante su mandato, comenzó con un cambio de paradigma que ha modelado lo que entendemos hoy por psicología. Concretamente, Martin propuso que se realizaran más estudios centrados en la psicología positiva. Con ello, comenzó la investigación empírica sobre el verdadero significado del bienestar humano. Gracias a esta nueva visión, en la actualidad conocemos mucho más profundamente los mecanismos que llevan a las personas a ser felices.

Con estos estudios como una base sólida, en la actualidad los profesionales de la psicología cuentan con una serie de intervenciones prácticas que permiten aumentar el bienestar emocional. Entre ellas se encuentran la educación y la psicoterapia positivas. Estas intervenciones, basadas en estudios científicos permiten utilizar los mecanismos cerebrales para reforzar los comportamientos deseables que ayuden a copar con el estrés que produce el entorno. Pero ¿Cómo funciona la psicología positiva?

Mirada a fondo de la psicología positiva

Por psicología positiva se entiende el estudio de los procesos que contribuyen a experimentar sensaciones y sentimientos agradables. Además, también se aplica en un contexto social, ya que dentro de la psicología positiva también se estudian las relaciones sociales positivas y el bienestar colectivo e institucional. Es decir, no se reduce a un “no eres feliz porque no quieres” si no que se trata de una serie de técnicas que tratan de porque aprender a ser feliz es todo un camino que ha de cultivarse.

Este camino no es sencillo ni rápido y tiene en cuenta un gran número de factores propios de la persona y dependientes de su contexto. Estos factores pueden ser biológicos, personales, dependientes de las relaciones, institucionales, culturales y globales de la vida. En la psicología positiva, en vez de focalizarse en alejarse o enfrentarse a los problemas, complementa este tipo de intervenciones potenciando los estados psicológicos y los rasgos personales positivos.

Los pasos para lograr la felicidad

En 2011, Salligman propuso el acrónimo PERMA (Positive emotions, Engagement, Relationships, Meaning y Acomplishments) para todos los actores que daban lugar a la felicidad. Por P (emociones positivas) Selligman entiende no únicamente la alegría, sino que también la capacidad de asombro, el orgullo y la satisfacción, entre otras, como estados de ánimo que ayudan a vivir una vida más larga y relaciones sociales duraderas.

En la E (compromiso) Selligman habla de la importancia de realizar actividades que cultiven nuestros intereses. Es decir, los hobbies que son capaces de absorbernos y que nos ayuden a mejorar una serie de habilidades. Psicólogos posteriores denominan este estado el Flow o flujo, cuando la mente es capaz de centrarse en una actividad de forma tan profunda que no atiende a todo lo que está pasando a su alrededor. Concentrarse así tiene grandes beneficios no solo para la actividad, si no que también puede afectar a la concentración necesaria para el día a día.

En cuanto a la R (relaciones) está muy relacionada con la P, ya que una actitud sincera y afable favorece un contexto social saludable. Evolutivamente, los humanos somos seres sociales y necesitamos de o con otros humanos durante los buenos y los malos tiempos. Tener un punto de vista positivo puede fortalecer dichas relaciones y contribuir a mejorar la salud mental.

La M (significado o propósito) es la parte más personal de la psicología positiva. Trata de un trabajo de introspección para tratar de descubrir cuál es nuestro propósito en la vida. Es decir, se centra en hallar una respuesta a la pregunta «¿Por qué?». Si realizamos acciones con un propósito, tendremos un camino para recorrer y, por tanto, más estabilidad emocional.

Por último, la A (logros) es el resultado de las acciones planificadas para ser felices. Los logros no tienen por qué ser puramente académicos o financieros, si no que cumplir logros a nivel personal o en una afición también contribuyen enormemente a la felicidad.

Todos y cada uno de estos pasos requieren un cierto esfuerzo, por lo que se puede decir que la felicidad se trabaja. Ahora bien, dedicando un tiempo a pensar qué queremos en nuestra vida y trazando un plan realista, podremos, poco a poco lograr el estado de eudaimonía. Este concepto atribuido a la escuela aristotélica es el fin último de la psicología positiva, y trata acerca del sentimiento de realización y satisfacción general con la vida que se ha logrado.

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