El jueves 1 de mayo de 2025 marcará un nuevo capítulo en la historia de las actividades extravehiculares (EVA, por sus siglas en inglés), con una caminata espacial protagonizada exclusivamente por mujeres. 

Anne McClain y Nichole Ayers abandonarán la seguridad de la Estación Espacial Internacional (EEI) para modificar el sistema de energía solar de la plataforma orbital. 

Será un evento retransmitido en vivo por NASA+ y su canal de YouTube, con una duración programada de seis horas y 35 minutos. Aunque estos momentos suelen cubrirse con un enfoque simbólico o social, hoy nos detenemos en lo técnico: ¿qué ocurre, realmente, durante una caminata espacial?

Momento EVA

Al hablar de una EVA, no se trata simplemente de “salir” al espacio. Es una maniobra de ingeniería compleja y rigurosamente coreografiada. Todo comienza en el módulo Quest, una esclusa de aire adaptada para las caminatas, donde las astronautas se enfundan en sus trajes espaciales: estructuras presurizadas que actúan como naves individuales. 

Estos trajes (Extravehicular Mobility Unit, EMU) mantienen una atmósfera interna estable, temperatura regulada, suministro de oxígeno, y protección contra radiación y micro-meteoritos.

El procedimiento de descompresión puede tardar más de una hora. Una vez fuera, las astronautas se anclan mediante correas de seguridad y maniobran utilizando barras de mano y sus propias habilidades, mientras flotan a 400 km sobre la Tierra, sin el beneficio del peso pero sí con la amenaza constante de la inercia. Cualquier movimiento, incluso el más leve, debe calcularse con precisión.

Durante esta caminata en particular, McClain y Ayers se centrarán en dos tareas principales: el traslado de una antena de comunicaciones y la instalación de un soporte que facilitará el despliegue futuro de nuevos es solares tipo IROSA (ISS Roll-Out Solar Arrays). Este sistema, diseñado para ampliar la capacidad energética de la estación, representa un salto tecnológico que podría incrementar el suministro eléctrico de la EEI hasta un 30%—de 160 a 215 kilovatios, según estimaciones de la NASA.

Estrés físico

Pero más allá del glamour de flotar sobre la curvatura terrestre, cada segundo de una EVA conlleva un estrés físico significativo. La resistencia del traje dificulta los movimientos, y la carga de trabajo requiere una coordinación constante entre los astronautas y el equipo en tierra. 

En paralelo, se monitorizan signos vitales desde el interior de la estación: ritmo cardiaco, presión, temperatura. En esta ocasión, el Dr. Jonny Kim, astronauta y médico, lideró los chequeos médicos previos para garantizar que tanto McClain como Ayers estuvieran en óptimas condiciones antes de afrontar el vacío.

Como apoyo desde el interior de la EEI, el comandante Takuya Onishi y el propio Kim asistirán a las caminantes durante la colocación de los trajes y el monitoreo constante de sus condiciones físicas y técnicas. Mientras tanto, otros de la tripulación aprovechan la jornada para realizar experimentos científicos: desde la fotografía de glaciares patagónicos hasta el estudio de cultivos en microgravedad y fluidos biológicos, iniciativas que podrían transformar desde la medicina terrestre hasta la agricultura espacial.

Desde que la primera mujer realizó una caminata espacial en 1984, la historia de las EVA ha ido consolidando la presencia femenina más allá de los confines del planeta. El 18 de octubre de 2019, Christina Koch y Jessica Meir realizaron la primera caminata exclusivamente femenina, un evento que hoy encuentra eco en la misión de McClain y Ayers. Esta será la tercera caminata para McClain, pero la primera para Ayers, que inicia así su historia personal más allá del casco de la EEI.