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Todo lo que sabíamos sobre Urano podría estar equivocado

Un nuevo estudio podría revolucionar nuestra comprensión del enigmático magnetismo de Urano, cuestionando las observaciones de la histórica misión Voyager 2 y presentando una nueva perspectiva sobre la naturaleza de este planeta gélido.

Sergio Parra
Sergio Parra

Periodista especializado en temas de ciencia, naturaleza, tecnología y salud

Actualizado a

Magnetoesfera de Urano

En el año 1986, la sonda Voyager 2 sobrevoló Urano y registró datos que parecían extraídos de un rompecabezas cósmico: un campo magnético excéntrico y asimétrico, cinturones de radiación de electrones inusualmente intensos y una magnetosfera, en gran medida, vacía de plasma. 

Desde entonces, esta imagen ha definido a Urano como poseedor de una "magnetosfera extrema" en el sistema solar, un rasgo distintivo y único. Sin embargo, un análisis reciente cuestiona esta interpretación y sugiere que quizás estas observaciones fueron una visión excepcional, producto de circunstancias inusuales y no del estado común del campo magnético uraniano.

No llegó en el momento oportuno

Según el estudio, los datos recopilados por la Voyager 2 captaron a la magnetosfera de Urano en una fase de compresión extrema, un estado raro causado por la presión dinámica del viento solar. En condiciones normales, esta presión sería significativamente menor, lo que hubiera dado lugar a una magnetosfera completamente distinta de la que conocemos

Así, esta investigación sugiere que si la Voyager 2 hubiera llegado solo unos días antes, habría encontrado una presión del viento solar hasta veinte veces más baja y una magnetosfera menos comprimida. Esto plantea una hipótesis radical: tal vez la idea de una "magnetosfera extrema" en Urano no sea más que una interpretación basada en condiciones de observación poco representativas. 

 

El equipo de investigación sostiene que el estado inusualmente comprimido de la magnetosfera podría haber intensificado temporalmente los flujos de electrones en los cinturones de radiación, además de vaciar la magnetosfera de su plasma. 

En otras palabras, el paisaje magnético observado podría haber sido una instantánea de Urano en un momento atípico, dejando a futuras misiones la tarea de observar cómo se comporta realmente este campo magnético bajo circunstancias más "normales". Este descubrimiento no solo cuestiona la información de la Voyager 2, sino que también alerta sobre los desafíos de planificar una misión futura a Urano.

Dos ciclos de variación

Así, la percepción de la magnetosfera de Urano como un entorno inhóspito y de extremos podría no ser más que un reflejo de las excepcionales condiciones solares de esos días. Además, esta investigación sugiere que la magnetosfera probablemente experimente dos ciclos de variación. 

Uno de estos ciclos, en una escala de tiempo de 17 horas, se debe a la inclinación extrema del dipolo magnético de Urano, un fenómeno que ocurre independientemente del ciclo solar. El segundo ciclo, en cambio, variaría cada 27 días, sincronizado con la rotación solar y las condiciones periódicas del viento solar en el mínimo del ciclo

Este comportamiento cíclico de la magnetopausa de Urano, influenciado por el viento solar, podría ayudar a entender mejor cómo su magnetosfera responde y se adapta ante estos cambios periódicos, un conocimiento particularmente relevante para los futuros estudios de sus lunas exteriores, como Titania y Oberón.

Así, este estudio no solo pone de manifiesto la limitada comprensión actual sobre Urano, sino que también destaca la importancia de realizar estudios más exhaustivos y misiones dedicadas para captar la realidad de sus condiciones magnéticas y atmosféricas. 

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