Cuando la banda punk Sex Pistols tituló en 1977 su primer y único álbum Never mind the bollocks, seguro que no imaginaban que los testículos, y en concreto su tamaño, sí importan, y mucho, en algunos animales. Por ejemplo, marcan la jerarquía entre los machos del sifaca de Verreaux (Propithecus verreauxi), un lémur que, como todos estos primates, es endémico de Madagascar. La especie vive en grupos formados por una o más hembras y uno o varios machos. Entre los que viven en un «grupo multimachos», el individuo dominante, tal y como apuntan las investigadoras Gabrielle Bueno y Rebecca Lewis, de la Universidad de Texas, en Austin, tiene los testículos más grandes que los machos subordinados. «Lo comprobamos entre 2006 y 2019, tras medir el tamaño de los testículos y la masa corporal de 23 machos adultos de sifaca en 56 capturas realizadas en el Parque Nacional Kirindy Mitea, en el oeste de Madagascar», explica Bueno. Efectivamente, si hay más machos cerca, al «jefe» le crecen los testículos. «La competencia sexual hace que el macho dominante fabrique más esperma para invertir en la reproducción», apunta Lewis. De este modo tendrá más posibilidades de engendrar. Para algo es el boss.
Este artículo pertenece al número de Diciembre de 2024 de la revista National Geographic