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Apagón en el Vaticano: la Capilla Sixtina se blinda para el cónclave

Fuera móviles, portátiles y cualquier dispositivo electrónico susceptible de revelar secretos... Y mejor no acercarse a las ventanas. Así se blinda la Capilla Sixtina para la elección del nuevo papa.

Sergi Alcalde National Geographic
Sergi Alcalde

Periodista especializado en ciencia, sociedad y medio ambiente

Actualizado a

Funeral del papa Fransisco
Shutterstock

Congregación de cardenales durante el funeral del papa Fracisco el pasado 26 de abril de 2025. 

Cuando Diego Giovanni Ravelli, maestro de las ceremonias litúrgicas pontificias del Vaticano, pronuncie la sonada frase extra omnes (todos fuera), las puertas de la Capilla Sixtina quedarán completamente cerradas. A partir de ese momento, los cardenales se encontrarán completamente aislados del mundo.  

La amenaza de excomunión pesa sobre cualquier prelado que se aventure a filtrar algún dato de todo lo que se hable intra muros. Pero, aunque quisiera, no podría hacerlo, pues, mientras dure el cónclave, los especialistas de la Santa Sede ya se han cuidado no solo de prohibir cualquier dispositivo emisor, sino también de sellar el recinto, tanto física como digitalmente, ante cualquier interferencia electromagnética

Norma obligada: guardar el silencio más absoluto 

La obligación de mantener el secreto más absoluto es indistinguible de la naturaleza del cónclave. La famosa advertencia erga omnes ya lleva implícita la obligación de mantenerse al margen de cualquier injerencia externa y evitar cualquier o con el exterior. Durante las sesiones de deliberación y votación, las puertas de la Capilla Sixtina se mantienen completamente cerradas y se coloca un guardia en cada una de las puertas del recinto.  

Prohibido usar cualquier medio comunicación, ya sea prensa diaria, revistas, radio o televisión, y por supuesto, nada de conexión a internet.  

El único entretenimiento que pueden tener los prelados es su propia compañía o, en cualquier caso, un libro, una agenda o una libreta para anotar sus reflexiones. Pero cualquier cosa que se anote quedará delimitada in sensu stricto a la lectura interna. Podrá intercambiar impresiones con otros de la curia, pero nunca filtrarlas al exterior, ni siquiera cuando se acabe el cónclave.

Cualquier falta en este sentido será debidamente castigada con el peor de los castigos según el derecho canónico: la excomunión. Iatae sententiae Solo 3 cardenales pueden comunicarse con el mundo exterior, aunque solo en caso de circunstancias graves y previa aprobación del Colegio Cardenalicio: son el penitenciario mayor (uno de los pocos que mantiene el cargo cuando se declara la Sede Vacante), el cardenal vicario de la Diócesis de Roma y el vicario general de la Ciudad del Vaticano.  

Las restricciones no solo afectan a la prelatura, sino que también incumben al personal directamente relacionado con el proceso del cónclave, y es que Benedicto XVI incluyó en las prohibiciones la sanción penal que se impone a aquellas personas que, sin ser cardenales electores, están presentes de algún modo en el cónclave.

Por ejemplo, enfermeros, personal de comedor y limpieza, médicos… sobre los que se demuestre que han infringido de algún modo el secreto absoluto y perpetuo que se impone al proceso de elección papal.  

“Guardaré absoluto y perpetuo secreto con todos los que no formen parte del Colegio de Cardenales electores sobre todo lo relacionado directa o indirectamente con las papeletas emitidas y su escrutinio para la elección del Sumo Pontífice”, entonan los trabajadores en su juramento, en el que piden “que me ayude Dios y los Santos Evangelios”. No es para menos, pues también pesa sobre ellos la amenaza de la excomunión.  

“Prohibidos los móviles y portátiles.  nada de mensajes” 

Hasta el siglo XXI, la norma imponía abstenerse de tener comunicaciones vía correo postal o de tener o físico con el exterior. Sin embargo, la tecnología impuso nuevas necesidades a esa obligación de aislamiento ifnformativo del siglo XXI.

Quedan prohibidos los teléfonos móviles o cualquier dispositivo que pueda conectarse con el exterior. Por supuesto, nada de smartphones ni conexión a internet.  

La periodista española Paloma Gómez Borrero, corresponsal en el Vaticano desde el año 1976, recuerda en su obra De Benedicto a Francisco la primera vez que se impuso la nueva normativa en la era digital. Fue durante el cónclave de 2005, tras la muerte de Juan Pablo II.  

"Se les pidió que no se acercaran demasiado a las ventanas, porque las vibraciones de los vidrios con su voz podrían ser descifradas": Paloma Gómez Borrero. 

“Prohibidos portátiles, móviles, tabletas, mensajes… Se dispusieron inhibidores de frecuencia que cubrían el trayecto de los cardenales. Recuerdo, como detalle de película de espías, que se les pidió que no se acercaran demasiado a las ventanas, porque las vibraciones de los vidrios con su voz podrían ser descifradas. Se procedió incluso a un barrido electrónico para detectar cualquier transmisor o receptor camuflado, y se colocó un aparato que restringía las señales de radio dentro de la Capilla Sixtina y las áreas próximas. Y por encima de la técnica, siempre la amenaza de excomunión para quien revele el más mínimo detalle. Incluso las actas de estos días quedarán sepultadas durante cincuenta años en los Archivos Vaticanos, sin posibilidad de consulta”. 

Un rastreo exhaustivo 

Para impedir cualquier injerencia externa, la Capilla Sixtina y el convento de Santa Marta, donde se alojarán los cardenales a partir del día 7 de marzo, la fecha del inicio del cónclave, se peinan minuciosamente para comprobar que no hay ningún micrófono ni otro dispositivo de escucha o grabación oculto. No solo eso, el personal del Vaticano se encargará de instalar detectores de metales en la entrada del recinto, incluso cachear al personal de la institución. 

Sin embargo, el punto neurálgico es la Capilla Sixtina, donde se creará una especie de jaula de Faraday con ayuda de un complejo dispositivo dispuesto para aislar campos electromagnéticos. Y será eso lo que impida el funcionamiento de teléfonos móviles y cualquier aparato electrónico. Automáticamente, cualquier mensaje, llamada, sms o publicación que parta de un dispositivo que se encuentre en el interior de la Capilla Sixtina será automáticamente neutralizado.   

¿Qué sucede fuera de la Capilla Sixtina? ¿Cómo controlar los desplazamientos entre la residencia y la Capilla Sixtina? Nihil obstat al barrido electrónico. Ya sea desde vehículos o desde antenas habilitadas a tal efecto, cualquier intento de comunicación electrónica será automáticamente neutralizado. Los caminos del Señor son inescrutables. 

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