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El resurgir del sarampión en España: un problema que mantiene en alerta a los expertos

De apenas siete casos en 2023 a más de doscientos en 2024: la reaparición de una enfermedad que creíamos erradicada.

Sergio Parra
Sergio Parra

Periodista especializado en temas de ciencia, naturaleza, tecnología y salud

Actualizado a

Sarampión virus
Shutterstock

Ilustración 3d del virus del sarampión.

Hubo un tiempo en que el sarampión parecía haber quedado relegado a los libros de historia de la medicina. Sin embargo, la realidad actual nos muestra un panorama distinto: los casos de sarampión en España han aumentado de forma significativa

Si en 2023 apenas se registraron siete infecciones, en 2024 la cifra escaló hasta los 217 casos, y en los primeros dos meses de 2025, ya se ha reportado la mitad del total del año anterior. A pesar de este repunte, los expertos llaman a la calma y sostienen que el virus “no está circulando libremente” gracias a la alta cobertura vacunal en el país.

Un problema global con impacto local

La preocupación no radica únicamente en el aumento de casos dentro de nuestras fronteras, sino en el contexto internacional. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha advertido recientemente sobre el preocupante incremento del sarampión en Europa, con cifras que no se veían en años. 

La reducción en las coberturas vacunales durante la pandemia de COVID-19 ha sido uno de los principales factores que explican por qué, en 2023, los casos aumentaron hasta 30 veces en Europa con respecto al año anterior.

En el caso concreto de España, si bien no hay motivo para el pánico, sí debemos mantenernos en alerta. La mayoría de los casos registrados se concentran en el País Vasco, con algunos brotes en entornos hospitalarios, donde el riesgo de transmisión es mayor.

La vacunación: el arma más eficaz contra el sarampión

La clave para contener el avance del sarampión sigue siendo la inmunización. En España, la primera dosis de la vacuna triple vírica —que protege contra el sarampión, la rubeola y la parotiditis— alcanza una cobertura media del 97,8%. No obstante, la segunda dosis no llega al umbral del 95% en 11 comunidades autónomas, lo que representa un riesgo para la eliminación total del virus.

Esta vacuna se introdujo en el calendario de inmunización en 1981 con una única dosis, pero en 1996 se incorporó una segunda. Gracias a ello, desde el año 2000 el sarampión es una enfermedad poco frecuente en España, afectando principalmente a adultos. En 2017, la OMS declaró al país como libre de transmisión endémica de sarampión, un estatus que los expertos buscan mantener mediante la vigilancia epidemiológica y la vacunación sistemática.

 

¿Deben vacunarse los adultos?

Uno de los debates actuales gira en torno a la inmunización de la población adulta. Según los expertos, quienes nacieron antes de 1970 están protegidos de forma natural, ya que estuvieron expuestos al virus cuando era endémico. Aquellos nacidos después de 1980, por su parte, han recibido la vacuna. Sin embargo, existe un grupo intermedio —las personas nacidas entre 1970 y 1980— que podría estar menos protegido, ya sea porque no se vacunaron en su infancia o porque recibieron una fórmula menos eficaz.

Aunque no se ha lanzado una campaña de vacunación específica para este grupo, en algunas comunidades autónomas se está recomendando de manera oportunista la inmunización a quienes no tengan certeza de haber recibido ambas dosis.

Síntomas y diagnóstico del sarampión

El sarampión es una enfermedad altamente contagiosa que se transmite por vía aérea a través de gotículas respiratorias o por o directo con personas infectadas. Su periodo de incubación dura entre 10 y 14 días, durante los cuales no suele haber síntomas. Posteriormente, la enfermedad se desarrolla en tres fases:

  1. Fase prodrómica o catarral (alrededor de 4 días): fiebre alta, tos, conjuntivitis, secreción nasal y manchas de Koplik (pequeñas lesiones blanquecinas en la mucosa bucal, consideradas un signo distintivo del sarampión).

  2. Fase exantemática (unos 5 días): erupción cutánea que comienza en el rostro y se extiende al resto del cuerpo, fiebre alta y síntomas generales agravados.

  3. Fase descamativa (duración variable): la fiebre disminuye y la piel afectada comienza a descamarse.

Aunque suele ser una enfermedad benigna, en algunos casos puede derivar en complicaciones como neumonía, otitis, laringotraqueitis o, en raras ocasiones, encefalitis.

Un futuro incierto, pero bajo control

Actualmente, no existe un tratamiento específico para el sarampión, por lo que las intervenciones médicas se centran en aliviar los síntomas y prevenir complicaciones. Los expertos coinciden en que la mejor estrategia sigue siendo la prevención mediante la vacunación y la vigilancia epidemiológica.

Aunque la reaparición del sarampión en España es motivo de atención, las autoridades sanitarias insisten en que la situación no es alarmante. La clave para evitar nuevos brotes reside en mantener altas coberturas vacunales y en recordar que la mejor forma de combatir esta enfermedad no es solo protegernos a nosotros mismos, sino también a quienes nos rodean.

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