En el serengeti tienen el ñu. En las Grandes Llanuras de América del Norte tienen el bisonte. Pero en las estepas de Asia Central, quien hace retumbar el suelo es el saiga. Aunque este ungulado de nariz blanda parecía estar en vías de extinción por culpa de la caza furtiva y las enfermedades, las últimas estimaciones de su población pintan un rayo de esperanza.
A finales de 2023, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza anunció que el número de saigas rondaba los 1,9 millones, lo que dio lugar a un cambio de estatus: de especie en peligro crítico a casi amenazada.
La buena salud del saiga confirma que 20 años de iniciativas a nivel global han logrado disminuir la caza furtiva que abastece los mercados de medicina tradicional. Aunque aún no está completamente fuera de peligro, todo apunta a que será un notable éxito de conservación.
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Este artículo fue publicado en el número de agosto de 2024.